El estilo sencillo y coloquial del Papa Francisco ha llevado a muchos - partidarios y críticos por igual - a considerarlo un «pastor» más que un filósofo, como San Juan Pablo II, o un teólogo, como Benedicto XVI. Un aspecto poco reconocido de su pontificado tiene que ver con su visión de la teología y con la necesidad de renovación que él advierte. En la Constitución Apostólica Veritatis gaudium y en el Discurso a la Pontificia Facultad Teológica del Sur de Italia, el Papa Francisco delinea un programa mucho más amplio que la mera renovación de los estudios teológicos. Y nada le impide seguir siendo un cuervo de Flores. Otra lección de este Papa.