CABA: manufacturing consent 

CABA es ejemplo de la construcción del consentimiento a partir de los medios hegemónicos. Como diría Chomsky los medios “son instituciones ideológicas poderosas que generan un apoyo propagandístico efectivo del sistema, confiando en las fuerzas del mercado, auto-censura y sin coerción obvia”. Proceso al que le puso el nombre de manufacturing consent (fabricar consentimiento)1. La democracia en ese sentido tiene que explicar cuál es la capacidad de una clase dominante de legitimarse repetidas veces en cuanto elección hubo, sin que hubiera la posibilidad de modificar por participación, protesta u oposición política alguna línea estratégica de los intereses, y el planteo urbanístico que guían al gobierno de CABA.

EL DERECHO A LA CIUDAD

Vida impredecible en una urbe expulsiva

Por Daniel García Delgado*

Director del Área Estado y Políticas Públicas de la FLACSO Argentina.

Introducción

La cercanía de elecciones presidenciales de nivel nacional y de la Jefatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, remarcan la significación tan especial que tienen la mismas tanto por los 40 años de democracia en que se inscriben, y asimismo porque hay opciones de país diferentemente opuestas en los planteos de los principales partidos de la oposición y el oficialismo. Asimismo, porque también se pone en cuestión la continuidad o no de un partido y un bloque de poder que ha gestionado Buenos Aires por más de 15 años, con un sentido de hegemonía de una elite que, amparada en su relación con el mundo de los negocios, con blindaje mediático, ha construido casi a la perfección la reproducción de una conducción ad infinitum de una ciudad a la que considera casi como propia.

Es la construcción del consentimiento, particularmente a partir de los medios hegemónicos, como diría Chomsky. Este autor señalaba que los medios “son instituciones ideológicas poderosas que generan un apoyo propagandístico efectivo del sistema, confiando en las fuerzas del mercado, auto-censura y sin coerción obvia”. Proceso al que le puso el nombre de manufacturing consent (fabricar consentimiento)1. La democracia en ese sentido tiene que explicar cuál es la capacidad de una clase dominante de legitimarse repetidas veces en cuanto elección hubo, sin que hubiera la posibilidad de modificar por participación, protesta u oposición política alguna línea estratégica de los intereses, y el planteo urbanístico que guían al gobierno de CABA.

En la necesidad de replantear el problema de hegemonía de las elites de Juntos por el Cambio, porque el derecho a la ciudad es puesto en cuestión hoy más que nunca cuestionado por el aumento de la gentrificación, y del poder vivir en una ciudad expulsiva.2 No se puede naturalizar ese hecho, o plantearlo como una fatalidad del destino; requiere debate, movilización democrática y programas alternativos.

Porque ¿quién decide sobre la ciudad, los ciudadanos y ciudadanas, o más bien, son los sectores inmobiliarios, concentrados y rentistas y los proveedores del Estado y los amigos vinculados a la elite gobernante? De allí que sea necesario poner en debate el derecho a la ciudad ya que las ciudades pueden concebirse como proyectos colectivos para garantizar la inclusión, la justicia, generar posibilidades de valor agregado, empleo, integración social. Buenos Aires, en ese sentido, nos interpela todos los días, sobre todo cuando los pibes y las pibas no pueden acceder a un alquiler o cuando te matan en la calle por un celular para pagar un paco. Es el modelo de ciudad configurado: hace 16 años que el Gobierno de la ciudad aprovecha el Gobierno para hacer negocios privados y que se olvidó de las verdaderas demandas sociales.

Por todo ello, vamos a abordar el tema desde diferentes dimensiones: i) el derecho al hábitat en la ciudad; ii) el derecho al espacio urbano; iii) el derecho al trabajo digno; iv) el derecho a participar en las cuestiones comunes; y v) el derecho a vivir en ciudades seguras.

i) El derecho al hábitat. La situación de partida es el hecho de ya no poder comprar, ni ya siquiera poder alquilar en la ciudad, con el desajuste entre salarios y costos de los alquileres y propiedades. Esta es la realidad de gran parte de los habitantes de Bs As que tienen problemas para vivir aquí. Si bien en Argentina la población inquilina crece sostenidamente hace al menos dos décadas, traccionado por la distancia cada vez mayor entre los ingresos de los hogares y el valor de las propiedades, que estableció el alquiler como una necesidad a medida que empezó paulatinamente a resignar el sueño de la casa propia, junto a políticas como las de privatizar el Banco Hipotecario en los ’90 por el gobierno menemista. 3

El derecho al hábitat, la vivienda, domicilio, es constitucional, pero es cada vez más problemático su ejercicio, y no solo para los sectores populares, de barrios y villas que tienen que vivir en condiciones de baja sustentabilidad, escasos servicios públicos, sino también para sectores medios bajos y aún medios, que no pueden acceder a una vivienda. En todo caso, pierden la posibilidad de alquiler, pasan a una pensión y el tercer escalón es ir a la calle, si no se modifican condiciones va a ver más gente en la calle. Y no es sólo un asunto de responsabilidad de la ciudad, también está implicada la nación en la pérdida de ingresos de los últimos 8 años. Pero la ciudad no ha jugado ninguna carta en favor de inquilinos sino todas en favor de propietarios e inmobiliarias.

Los bancos, incluso lo públicos, no ofrecen créditos ni para la producción ni para la vivienda, por el contrario, su tarea es la especulación financiera. Han invertido la idea de banca como servicio a las principales demandas societales para poner a la ciudadanía al servicio de la ganancia de los bancos y de las tarjetas. Y los programas públicos de vivienda nacionales o locales no son acordes en cantidad y requisitos para revertir el déficit actual de viviendas que es de 4 millones de unidades. Además, los sectores bajos y medios-bajos no pueden pagar los alquileres que aún en barrios no Premium, ya se cotizan en dólares. Ya es difícil pagar las expensas en relación con los salarios y la inflación, e irse a la periferia supone crecientes costos de transporte y tiempo de vida para llegar al trabajo.

Al mismo tiempo, la superficie de alquiler permanente disminuye. En CABA, entre abril de 2022 y abril de 2023 la superficie total de los departamentos publicados disminuyó un 50 por ciento. Además, se observa una relación proporcional entre la cantidad de ofertas en Airbnb y el aumento en el valor del alquiler permanente. “Las unidades de 1 y 2 ambientes concentran casi el 95 % de las ofertas de los alquileres temporarios. Este no es solo un fenómeno de CABA es global. Y ya son varias las ciudades que implementan distintas estrategias para mitigar su impacto. La mayoría se centra en crear un registro de propiedades para otorgar permisos y controlar la cantidad de días que pueden ser destinadas al alquiler. Nueva York, París, Amsterdam Barcelona, son entre otros ejemplos de esto”. 4 También Berlín en un momento comenzó a comprar departamentos para poner precios de referencia, y actualmente esta estudiando congelar los alquileres por tres años.

A esta problemática se suma el de la precariedad y el hacinamiento en que habita una parte importante de la población de la ciudad. Según un informe de la defensoría del Pueblo porteña, unas 38 mil personas viven en establecimientos con precariedad estructural. Sostiene este informe que “El aumento de la demanda habitacional que experimenta la Ciudad se relaciona con el aumento de la pobreza y la falta de políticas públicas eficientes que garanticen el acceso a la vivienda. La situación actual, con una oferta cada vez más restringida y dolarizada, y el Gobierno de la Ciudad tiene la obligación de desarrollar política sociales que tengan como objetivo resolver progresivamente el déficit habitacional en busca de garantizar el derecho a la vivienda.”5

Está claro que esto requiere un intenso debate político sobre la ley de alquileres que se sustenta en el Congreso, y en donde los diputados de Juntos por el Cambio han optado por la ley más lesiva para los inquilinos, bajando el tiempo del contrato, el índice que mide la inflación, y la discrecionalidad en el manejo de alquileres ‘colaborativos’.

ii) El derecho al espacio urbano, la conformación de una ciudad y la lógica profunda que la sustenta tiene que ver con la pregunta sobre ¿quién decide sobre la ciudad? ¿Sobre el código urbanístico, sobre si va a haber más plazas o torres, el presupuesto de hospitales y la educación pública? ¿Es la gente, los vecinos, o el mercado, las élites políticas, el poder fáctico de elites que dicen representar a ese pueblo y privilegian lo privado?

El deterioro de lo público hace que grandes ciudades como Bs As se hayan vuelto más inseguras y con creciente marginalidad. El derecho a la ciudad está vinculado al acceso a la salud, a la educación, a los espacios de recreación, ocio y tiempo libre. En términos de salud, un informe del CEPA asegura que, durante su primer mandato, Larreta ajustó el presupuesto de la cartera sanitaria en casi $ 42.500 millones y que en ambas gestiones hubo una caída de la inversión social en hospitales superior a los $ 36.000 millones. Lo mismo puede decirse con el derecho a la educación con disminución de salarios, condiciones de infraestructura y mantenimiento de los edificios, privilegiando lo privado sobre lo público.6

Se podría incluir el problema del transporte, el tráfico, como algo irresuelto y crecientemente problemático. El transporte público no se ha resuelto con las autovías, como carriles exclusivos para buses. No se ha agregado un kilómetro de subte después de 15 años de gestión. En realidad, la red de subte es limitada en toda comparación con otras ciudades de importancia similar. El tráfico se ha vuelto casi imposible para automóviles, y el subte resulta inaccesible para personas con problemas de movilidad, porque no hay ascensores y pocas escaleras mecánicas. El transporte con subte las 24 horas debería prolongarse y hacer una ciudad que privilegie el transporte público de calidad.7 Tampoco se cerró la traza de Sarmiento hasta Liniers con financiamiento chino, ni se levantaron los pasos a nivel, ni sacaron los vagones con asbesto.

El derecho a tener derechos como diría Hannah Arendt, se vincula con el derecho a la ciudad, por ejemplo a la educación, pero suele suceder que no hay vacantes, no hay condiciones dignas del ejercicio de la docencia pública, tanto por trabajos mal pagos, como por falta de infraestructura y mantenimiento, y donde la Ministra de Educación termina culpabilizando a los padres por defender las protestas de sus hijos. Y no se avisora un gan estimulo en el candidato de Juntos por el Cambio sobre este tema. 8Hay una apuesta a lo privado, y para ello basta ver como disminuye el presupuesto de la ciudad para este sector crucial en la vida y organización de la vida de ciudadanos y vecinos. Apuesta a la ganancia empresaria pero no la de trabajadores, y cuando el gobierno nacional quiere cobrarle impuestos a quienes tienen su plata en el extranjero no votan la ley para determinar quiénes tienen cuenta en Estados Unidos, descalifican estas opciones como especulación o lesiva al déficit fiscal.

La ciudad de los últimos años es un gran negocio de las corporaciones y no representa las demandas y anhelos de los vecinos, porque hay una clase política que es blindada mediáticamente y aparece como una realidad construida de buenos gestores. De hecho, en el segundo trimestre del año, Rodríguez Larreta gastó $120 millones por día en pauta publicitaria. Pero ese es el vínculo de los representes no con los vecinos, sino con el poder fáctico, lo que significa además tener un poder judicial amigo que les garantiza la impunidad, y que promueve un código urbanístico que se hace a medida para esos intereses. Donde lo impositivo donde las grandes empresas que trabajan en todo el país pagan o tributan en la ciudad sus impuestos, pagan menos en ganancias de lo que deberían.9

El derecho a la ciudad, el derecho ciudadano, se pierde cuando lo que se privilegia el bien particular y no el común, cuando se privilegia a las elites concentradas que no quieren pagar impuestos. En lo presupuestario y en la salud. Los hospitales públicos con largas colas para tener turno, con médicos que tienen que tener doble trabajo para poder vivir. El problema es creciente tanto para médicos, como para pacientes. Unos por bajos salarios, tanto de las prepagas que los explotan, como también del sector público. Médicos y pacientes en función del interés nuevamente de la gran corporación médica de las prepagas, de las fábricas de medicamentos.

iii) El derecho al trabajo digno. También podemos referirnos en este cuestionamiento al derecho a la ciudad que ha generado la CABA el derecho al trabajo digno, a empleos con derechos. Si bien esto es responsabilidad principales de 8 años de caídas de ingresos, de endeudamiento durante el macrismo, luego pandemia, crecimiento y aumento del trabajo con bajos salarios y altas ganancias de las empresas durante los últimos años de Alberto Fernández, lo cierto es que mercado de trabajo se ha vuelto dual. Hay una parte formalizada con derechos, vacaciones, aguinaldo, previsión social, y que más o menos consigue alcanzar con sus salarios una inflación siempre galopante, y reduce ahora su pago en ganancias; pero hay otra parte precaria, sin derechos, con salarios por debajo de la pobreza, y siempre atrás de la inflación y que se enfrentan a una ciudad crecientemente dolarizada. Donde hay una creciente proporción de trabajadores de plataformas, de delivery sin protección social o gremial alguna.

La vida impredecible no es solo un problema de los ciudadanos de CABA, es del país. Esta percepción sobre el trabajo cuyos salarios permanecen estables o decrecen frente al aumento de los alimentos y la imposibilidad de acceder a bienes durables. Les pega también a profesionales médicos y pacientes que no pueden pagar las cuotas de pre-pagas. Esta situación de imprevisibilidad y deterioro de posibilidades impacta mucho en los jóvenes, que perciben la situación como mala, el país como “roto”, lo que facilita adherir a salidas extremas como las que plantea Milei.

iv) El derecho a participar. Sin entrar en la historia de las Comunas, es posible afirmar que fueron inicialmente pensadas como espacios participativos de la Ciudad Autónoma en los barrios, con proyectos de presupuestos participativos, pero que el macrismo acentuó la centralización y se convirtieron en lugares de prestación de servicios públicos básicos descentralizados modernizados con mayor tecnología sí, pero con cero intervención ciudadana en lo público. La participación es sumamente publicitada pero negada en la realidad o dejada a aspectos periféricos. Porque ¿cuál es el ejercicio de la participación en las Audiencias Públicas para decidir algo de importancia para los vecinos de un barrio como puede ser la protección de una plaza o evitar más torres? Donde lo que suele pasar es que el 90 % de la población que asiste a la audiencia quiere lo mismo, un espacio verde recreacional de ocio y esparcimiento, pero quien decide es la mayoría legislativa del Consejo Deliberante, una mayoría automática del partido gobernante.

Cabe señalar que las audiencias públicas no son vinculantes y por tanto no tienen poder real, solo expresivas. Algo más de poder tiene la judicialización “desde abajo”, para parar alguna actuación, donde se impugnan alguna obra que puede tener la aquiescencia de un fiscal o algún juez con cierta audacia. Cuando el derecho a la ciudad no se cumple, el derecho al hábitat, al trabajo, a la tierra urbana, a la participación, tampoco. Cuando se expulsa y no se controla el aumento especulativo de alimentos, cuando no se promueve la producción sino los servicios, para hacer una ciudad gourmet para el turismo, no hay derecho efectivo al empleo digno ni a industria, ni apoyo a pymes con valor agregado. Una ciudad que tiende mediáticamente a generar un relato para configurar una clase media aspiracional que busca identificarse con las clases altas y tomar distancia y hasta culpabilizar a los pobres por los impuestos, ‘los planeros’ o las molestias urbanas que pueden causar.

v) El derecho a la seguridad y a vivir en ciudades seguras. Es el caso los robos callejeros, asesinatos aberrantes que muestran que no es la ciudad más segura del mundo como quieren vender algunos de los dirigentes de la ciudad. También es cierto que no es ajena al crimen organizado y a generar mayores capacidades contra la inseguridad y contra el tráfico de drogas. ¿Pero con qué capacidades? Basta ver los dos últimos ministros de seguridad, D´Alessandro y Burzaco, el primero vinculado al affaire de Lago Escondido donde se reveló en un instante fugaz el hilo de poder que une los distintos sectores del poder de la ciudad y la nación entre sí: el poder judicial, el mediático, el funcionarial político, el corporativo. O la seguridad brindada por un ministro que asiste a espectáculos deportivos off shore mientras ocurre un asesinato aberrante en la ciudad, o donde suceden muertes de ciudadanos por policías en protesta pacíficas en el centro de la ciudad. Lo cierto es que la policía de la ciudad está poco controlada y tiene un sesgo bravo. Bravo con los pobres y con clases medias pauperizadas.

Cierre

Primera conclusión: en el derecho a la ciudad el poder se disputa en el uso del suelo, por eso es importante cómo se construye, que los espacios públicos vuelvan a ser públicos y el alquiler, accesible. Hay que recuperar la calle, la solidaridad colectiva y el espacio público.

Segundo, el resultado reciente de las PASO resignifica la discusión sobre la ciudad. Lo hace más imperativo, importante. Ya no se discute cómo gestionar mejor lo público, sino que estamos discutiendo algo más profundo y decisivo, como defender el Estado, la sociedad, la política y los derechos ciudadanos y los servicios públicos de la codicia de las corporaciones y de elites sin referencia a proyecto colectivo alguno.

Tercero, que en la concepción de libertad que promueven estos espacios de derecha, particularmente de la Libertad Avanza, pero también de Juntos por el Cambio, es que lo que está en juego es la justicia social, ambiental y la económica. Derechos básicos como la gratuidad de la enseñanza pública, la salud pública, el acceso a la universidad, al hábitat, etc. Se plantea la opción entre la soberanía popular de los ciudadanos/as de la ciudad o la renovada del bloque de poder que controla la ciudad desde hace 15 años.

En cuarto lugar, la ciudad en sí misma es el pivote de la política nacional y de proyectos de la derecha. Aquí se concentra todo el poder financiero, mediático y judicial y hay un conector casi invisible que va desde la CABA hasta Lago Escondido, y de allí el interés de Macri por controlar la sucesión en la misma, y la ramificación hacia los poderes corporativos y judiciales.

Ser consecuente con los 40 años de democracia, es serlo con la idea de que los derechos no son un regalo de los ricos, sino que son lo que se ganan con el trabajo y la generación de valor, con el salario indirecto que da el Estado y con las luchas sociales de los actores colectivos. Con la construcción de poder popular y capacidades de gestión de una renovada propuesta para el sector público. Y es importante este debate en un momento de inflexión histórica de nuestro país, en que las opciones involutivas de los partidos liberales tanto a nivel nacional como del gobierno de la ciudad buscan quitar derechos a los ciudadanos y generar un capitalismo sin Estado, en donde cada uno ‘se lo arregle como pueda’, donde se pierde el sentido de comunidad política y del futuro común.

Por eso, una manera de celebrar los 40 años en ocasión de elecciones trascendentes para el destino futuro del país su democracia y previsibilidad de la vida, es también buscar recuperar el derecho a la ciudad para sus ciudadanos y ciudadanas y liberarla de esta captura realizada por los mercados, los medios y negocios de las elites desde ya hace casi una década y media.


1 Noam Chomsky, Manufacturing consent, The political economomi of the Mass Media

2 El derecho a la ciudad, definido por Henri Lefebvre en 1967 como el derecho de los habitantes urbanos a construir, decidir y crear la ciudad, entra de nuevo en el centro del debate político, en el tiempo del poscovid, capitalismo de plataformas, Airbnb, crisis del hábitat inseguridad, problemas ambientales, etc. Investigadores sociales, movimientos sociales, agencias de cooperación internacional y Estados lo asumen como referente de análisis y postura política para discutir sobre los cambios urbanos de las ciudades capitalistas contemporáneas. Este artículo analiza los supuestos planteados por Lefebvre en 1967 y la transformación que el concepto de derecho a la ciudad ha tenido a partir de autores como David Harvey, Edward Soja y Ana Fani Alessandri Carlos entre otros.

3 Constanza Alvaredo, “Derecho a la vivienda”, Impacto de Airbnb en los alquileres, Pag. 12, 11-09-23

4 Constanza Alvaredo, “Derecho a la vivienda”, op cit.

5 “Hoteles y pensiones, los lugares del hacinamiento”, Pág. 12 edición impresa, 12-09-23

6 CEPA, septiembre 2023

7 Y no es que falten propuestas, como por ej. para reemplazar a la demorada línea F de subte. La UBA propuso un tranvía para unir Barracas, Palermo y Ciudad Universitaria. A través del Centro de Estudios de Transporte del Área Metropolitana (Cetam), la investigación propone ayudar a descomprimir el transporte público de centros de transferencia de gran tránsito, como el de Constitución, además de poseer una mirada ecológicamente sustentable. Pag. 12, 12-09-23

8 En dos intendencias y media en Vicente López, Jorge Macri no construyó una sola escuela municipal. Dos de cada tres chicos de inicial no consiguen vacante en Vicente López. Durante su gobierno, Jorge Macri no construyó ni una sola escuela en el distrito. A pesar de la grave situación en CABA, el programa electoral del candidato PRO no tiene propuestas para saldar la falta de vacantes que alcanza a 56 mil chicos.

9 El Gobierno de la ciudad da terrenos públicos para emprendimientos privados, un predio ej., el hospital militar, en el Tiro Federal, en la ciudad de Deportiva de la Boca, con la Boca para dar algunos ejemplos. De una situación gentrificación, es decir de sectores con mayores ingresos se desplazan hacia la periferia a los de menos, también está pasando en la Boca, ya pasó con Barracas y con San Telmo, Costa Salguero. Gentrificándose unas partes y abandonándose en otras. Pero también de hábitat, posibilidades de entrar espacios de vida y productivos a los amigos de la ciudad; ej. Costa salguero, el Museo de los Carruajes, etc.

2 comentarios

  1. Hay que destruir la agenda de derecha. Es ficticia y la imponen los panelistas, “comunicadores”, medios y consultoras en beneficio del “orden” financiero global.

  2. Los efluvios de su prosa revelan una mirada certera sobre la podredumbre que anida en las entrañas de la glamorosa “Cinderella del Río de la Plata”. Bajo el maquillaje de capital global, late una metrópolis de dos caras: la ostentosa tramoya de la casta y la indigencia bulliciosa de los damnificados urbanos.

    Usted escudriña con ojo quirúrgico el ocaso inminente del intocable Rodríguez Geniol, un tartufo curtido en las lides del marketing que confunde a la plebe con sus golosinas focusgrouperas. Pero las encuestas son como las cabezas de Alberto: antes o después rolarán.

    El manual del político hegemónico, que reduce la política a la paquetería publicitaria, se agosta. El “malandraje marketinero”, como dijo un visionario, choca con los mandatos populares que bullen en las entrañas de esta metáfora de la desigualdad.

    Pronto estallarán en la Capital las broncas contenidas de esa “clase media al borde del abismo”, sometida al yugo de la carestía que la yegua inflacionaria les impone. Harán eclosión las iras del Antiheroísmo porteño contra esos acomodaticios barones de la calle que solo los condenan al ostracismo.

    La plebe gorila se suma al aluvión de maldicientes que depredan la malquistada figura del lider formoseño y le exigen “devolver la provincia”. Barrios enteros se yerguen en la geografía del repudio en este choque de trenes que se avecina.

    Será el Sindicalismo de la Desocupación quien encabece las avenidas del repudio. Allí ondeará la bandera celeste y blanca de la rebelión, mientras aparecen nuevos referentes con rostro de bronce y manos callosas de labrar ideas. El porvenir de toda oposición depende de semejante estallido…

    ¡Ah, la cursilería porteña, madre de la insurrección popular que se gesta en las entrañas de esta Babel posmo! Solo aguarda la chispa que prenda la mecha de su ira frustrada. Veremos si Geniol, Menemita ese, logra apagar el incendio… o lo convierte en hoguera. Solo el tiempo lo dirá, mi insoslayable observador de las entretelas del poder real.

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