Viejo Gómez, vos que estás
De manguero doctorao
Y que un mango descubrís
Aunque lo hayan enterrao,
Definime, si podés,
Esta contra que se ha dao …
Dónde hay un mango,
Viejo Gómez?
Los han limpiao
Con piedra pómez
Ivo Pelay
Recientemente el CEPA dio a conocer su Informe “Análisis sobre la situación del empleo registrado privado: datos al mes de junio 2022” disponible en la red y en él se informa que: «Más de un año después del piso de la pandemia (julio 2020), se han generado 399 mil puestos de trabajo, más del 100% del total perdido desde esa fecha. Durante la crisis del Gobierno de Cambiemos (abr18/dic19) se destruyeron 276 mil puestos de trabajo registrados privados».
A esta caída se suman los puestos perdidos a causa de la crisis sanitaria por el COVID19 (-191 mil). Todavía falta recuperar 68 mil puestos de trabajo registrado privado para alcanzar los niveles previos a la gestión Cambiemos. Con la evolución actual, es probable que se logre recuperar la totalidad de puestos perdidos durante la gestión de Cambiemos en los próximos tres a cuatro meses.
Sin embargo, el contraste con la robusta generación de empleo es notable, la crisis salarial se agrava y hay que decirlo. El empleo registrado en el sector privado en relación de dependencia está cerca de alcanzar los niveles previos a la destrucción macrista y la tasa de desempleo 6,9% es la más baja desde el año 2016 pero la dinámica de creación de empleo está explicada por la expansión del trabajo informal que salto al 37% y el monotributo.
Agregó el informe del CEPA: “En el bimestre junio-julio, el incremento de la mediana y la media salarial fue del orden del 9,1% frente a una inflación de 13,1% (se realizó la comparación de los últimos dos meses para evitar el efecto aguinaldo de junio) El nivel actual mantiene valores equivalentes de finales de 2019, no ha logrado recuperar nada de lo perdido durante la gestión Cambiemos. Esto difiere mucho con lo sucedido en la serie de empleo, donde la recuperación de puestos ya alcanzó el 75% de lo perdido.»
Veamos en el Cuadro que sigue esta problemática de penuria salarial más de cerca, y veremos luego que resulta central por varios motivos, incluidos los electorales.
Como se ve todas las categorías salariales, la mediana y el promedio salarial están por debajo de los valores del año 2019 (!), año en que la ciudadanía mayoritariamente decidió castigar al peor gobierno desde la recuperación democrática, a punto lograr que por primera vez en la historia un presidente constitucional que culmina su mandato no sea reelecto. Con Mauricio, sí, se pudo.
Esta penuria de ingresos, como ya veremos no solo salariales, además del comportamiento especulativo y sin control estatal de los formadores de precios en especial de alimentos, es el motivo central de que baje notablemente el desempleo, la pobreza alcance el 36,5% y se mantenga por sobre los niveles del año 2019 mientras la indigencia crece y ya impacta al 8,8% de la población.
Veremos si las decisiones del gobierno van en camino a mejorar los ingresos de manera consistente, frente al ritmo inflacionario desatado y las mejoras de este primer trimestre se mantienen como tendencia, y crecen también sustancialmente las chances electorales del oficialismo.
Sabemos al respecto que la estructura distributiva con su secuela de estrechez de ingresos familiares en los segmentos medios bajos y bajos, fue la responsable central de la pérdida de 4,1 millones de votos por parte del oficialismo en las elecciones de medio mandato del año 2021.
Recordemos cuáles eran los niveles salariales promedio con los que el oficialismo enfrentó las elecciones intermedias.
Según los datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, en el segundo trimestre del año 2021, quienes trabajan en la industria manufacturera ganaron $ 52.602; en la construcción, $ 44.224; en el comercio, $ 46.744; en hoteles y restaurantes, $ 36.647; en transporte, almacenaje y comunicaciones, $ 65.144; en servicios financieros, inmobiliarios, alquileres y empresariales, $ 68.434; en administración pública y defensa, $ 66.002; en enseñanza, $ 60.442; en servicios sociales y de salud, $ 57.219; en trabajo doméstico, $ 21.971; y en otros servicios comunitarios, sociales y personales, $ 46.353.
Todos por debajo de la canasta de pobreza metropolitana de un hogar “tipo” de cuatro personas, fijada entonces en $ 68 mil mensuales.
Lo mismo sucedía con jubilaciones y pensiones mínimas que orillaban los $ 26 mil. Era de esperar, con estos niveles de ingreso y una inflación del 52% anual, que un sector de los votantes del oficialismo en 2019 manifestara su desencanto, y así sucedió: no fueron a votar en una dimensión muy importante, sin darle un solo voto extra a la alternativa neoliberal opositora, que también perdió electores.
Por caso en La Matanza, el partido más extendido y emblemático de Buenos Aires, el oficialismo perdió en 2021 un total de 250 mil votos respecto al año 2019, de los cuales fueron a Juntos por el Cambio tan solo 19 votos.
Lamentablemente a pesar rechazo de un amplio sector ciudadano a votar a Juntos por el Cambio, hoy de acuerdo a los datos oficiales, las cosas no están muy distintas a noviembre de 2021.
Los salarios reales están claramente estacionados en niveles menores que los que dejó Macri. Las medidas mensuales y anualizadas del valor real de los salarios tienden a mejorar respecto de un año atrás, pero todavía están debajo de dos años atrás. La inflación promedio ronda ya el 100% anualizado y los indicadores monetarios de la seguridad social son una lágrima. Tomemos los pañuelos y veamos:
No llama la atención que, de acuerdo al último relevamiento nacional de la consultora Analogías, su directora Marina Acosta señaló:
En línea coherente con estos niveles de apoyo y expectativas, advertimos una insatisfacción mayoritaria respecto a la situación de los ingresos que tiñe la percepción sobre la recuperación de la actividad económica misma. En efecto, la cuestión económica concentra las grandes demandas de la ciudadanía hacia el Gobierno. Por caso, una mayoría considera que se están ajustando la economía y los ingresos reales (57%), otra prefiere la estabilización de precios y tipo de cambio al sostenimiento de la tasa de crecimiento de la actividad (60%) y otra acuerda con el mecanismo de aumento de suma fija por decreto para recuperar el poder adquisitivo de los salarios (53%). Por cierto, una parte importante de la muestra reconoce que va creciendo el conflicto distributivo (71%).
Finalmente, no solo por ser fiel a su historia y elemental justicia social, sino para cumplir con el mandato de 2019, superar las dificultades del año 2021, mantener la tendencia a la mejora distributiva evidenciada en el primer trimestre de 2022 el oficialismo debe revertir la estrechez de ingresos familiares. Ganará adicionalmente chances electorales.
Esperemos que el oficialismo tome nota de la eficacia electoral del ingreso porque, como señalara Albert Einstein: “Locura: hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”, muy estimades lectores de El Destape.