Ubaldini y la recuperación democrática (siempre anestesiado como un tango feroz)
El retorno a la democracia tiene en Raúl Alfonsín su figura emblemática , en especial para los segmentos medios metropolitanos y con justicia se lo recuerda como artífice de aquellos años inaugurales del ciclo democrático que hoy se desarrolla y que a las libertades formales agrega justicia social con economía libre de tutela y soberanía política a partir de mayo de 2003 con la inauguración del ciclo de peronismo en su fase kirchnerista.
Para con Saúl Ubaldini, su figura, talento y lucha, no se ha todavía hecho justicia a la hora de pensar las condiciones del retorno a la democracia en el país. En general los sindicalistas tienen mala prensa en el país y Saúl no es la excepción, aunque es muy lamentable que las organizaciones gremiales aún hoy no se hagan oir de manera potente a la hora de reivindicar su figura.
Las muchas virtudes y pocos defectos que se le señalan como sindicalista no parecen sin embargo ser el vértice a la hora de observar en perspectiva histórica su figura. Nos acercamos a las cuatro décadas de democracia y hoy se conmemora un nuevo aniversario de las jornadas antidictatoriales de 1982.
Un mérito adicional poco observado de la figura de Saúl Ubaldini es que en base a su indiscutido liderazgo el peronismo suturó ya en los tempranos ochenta , la fisura que se abrió entre militancia juvenil y organizaciones gremiales, en la escala que era posible en aquellos años ochenta, distinta a la masividad los tempranos años setenta .
Hay que decir ahora clara y firmemente que la lucha contra la dictadura tuvo en Saúl un referente de una centralidad insoslayable. Desde la entrañable “CGT Brasil”, que condujo con gran inteligencia y carisma, Ubaldini dejó marcas claves en la recuperación democrática.
Recordamos aquel 7 de noviembre de 1981, cuando la manifestación por las calles del barrio de Liniers culminó con un acto de más de 10.000 personas frente a la iglesia de San Cayetano, y se constituyó en la primera manifestación masiva en contra de la dictadura.
El punto de mayor volumen de aquellas marchas de resistencia y lucha fue el 30 de marzo de 1982, cuando, junto a la muy tardía aparición de la«multipartidaria» , Ubaldini fue principal protagonista de la manifestación a Plaza de Mayo, duramente reprimida, que sin embargo abrió las compuertas del derrumbe definitivo del régimen militar.
Lo llenó de paros a Alfonsín, le metió trece y una docena al menos con toda razón. Mandó a Don Raúl «a escuchar el tango Acquaforte» en especial aquella estrofa ya memorable: «Un viejo verde que gasta su dinero, emborrachando a Lulú con su champagne, hoy le negó el aumento a un pobre obrero, que le pidió un pedazo más de pan”.
Pero, no dudó en ponerle el pecho a las balas del intento desestabilizador de Semana Santa y apoyó al presidente, cuando Aldo Rico, se alzaba en armas en campo de mayo, exigiendo una «solución política», o sea, un indulto generalizado para los asesinos del proceso militar, que el radical Alfonsín no concedió y sí decretó luego el peronista Menem.
Lo recuerdo al cervecero aquella tarde de intentos golpistas, al bajar del coche que lo trasladó de la CGT a casa de gobierno a bancar al presidente constitucional, apoyado en los hombros del negro Pedraza que sostenía al gran Eldover , que ahí estaba, re duro y al pie del cañón, como siempre estuvo.
Lo ví por última vez, pocos meses antes de su muerte, en el bar de Humahuaca y Medrano, en la esquina del sindicato de Cerveceros. Estaba solo, lo saludé con admiración, me invitó a comer un guiso de lentejas y tomamos una copa de vino tinto y «de la casa» que Saúl me sirvió desde el pingüinito marrón que engalanaba la mesita del barsucho. Hablamos de la vida, en particular le interesaron las cosas que conté de mi ovejero Igor, o sea, hablamos de lo que hay que hablar… ¡¡Saúl querido, el pueblo está contigo!!
Al fin una reivindicacion al Flaco Saúl.
Ubaldinis es lo que hacen falta hoy…y siempre. Gracias