El tráfico de datos, el uso de aplicaciones o apps, el crecimiento de las tecnologías de la información (TICs) y la consolidación de las empresas del sector digital dieron un salto inédito desde la pandemia, parte de un fenómeno global de varias caras.
Uno de esos rostros, sin embargo, es que los avances logrados en los países de ingreso bajo no fueron suficientes para evitar que aumentaran las diferencias con los de ingreso alto ni para cerrar la brecha digital dentro de sus propias fronteras.
“En estos países, solo una de cada cuatro personas puede acceder a internet”, resume, contundente, el informe Avances y tendencias digitaltes 2023 del Grupo Banco Mundial, que analiza la producción y el uso de tecnologías digitales en distintos países, desde los empleos digitales, las exportaciones de servicios digitales y el desarrollo de aplicaciones hasta el uso, la asequibilidad y la calidad de internet.
“La digitalización es la oportunidad transformadora de nuestra época, pero sólo para aquellos que están conectados”, advierte Axel van Trotsenburg, director gerente sénior del Banco Mundial, justo cuando la empresa Nvidia acaba de anunciar una generación de chips que incluyen cada uno… ¡208 mil transmisores!
Von Trotsenburg concluye, como muchos otros, que “sin acceso a Internet y sin las habilidades necesarias para utilizar las tecnologías digitales de manera efectiva, básicamente las personas quedan excluidas del mundo moderno”
No sólo hablamos de producción económica, o de la “Internet de las cosas”, sino de todos los servicios vinculados con el desarrollo (hospitales, escuelas, infraestructura energética y agricultura) y que requieren también de conectividad y datos.
“La infraestructura y las plataformas que sustentan estas conexiones deben estar disponibles, ser asequibles y seguras para que los países en desarrollo prosperen”, concluye el funcionario del Banco Mundial.
Las deficiencias en la velocidad de internet, el tráfico de datos y el uso de tecnologías informáticas obstaculizan el avance digital de las personas y las empresas en los países de ingreso bajo y mediano, dice el informe del BM.
Ciertamente, la pandemia dio un impulso fenomenal al tráfico de datos, impulsado por las transmisiones de video. Pero, hilando más fino, se observa que el tráfico per cápita promedio de banda ancha móvil en los países ricos superó más de 20 veces al de los países de ingreso bajo, y el de banda ancha fija, más de 1700 veces.
En 2023, las velocidades medias de banda ancha fija y móvil fueron entre 5 y 10 veces más altas en los países de ingreso alto que en los de ingreso bajo.
Los valores promedio de la banda ancha fija en los países de ingreso bajo representaron un tercio de los ingresos mensuales en 2022. Como ejemplo, el smartphone más barato equivale a más del 14 % de los ingresos anuales de quienes viven con menos de 2 dólares diarios.
Hoy, la conectividad es más cara en África y la incorporación de servicios financieros digitales es más bajo en Medio Oriente y el Norte de África.
Sin embargo, allí donde la digitalización despega, hay más crecimiento económico, empleo y hasta resiliencia. Entre 2000 y 2022, el sector de servicios de tecnología de la información creció casi el doble que la economía mundial. En ese período, el empleo en servicios digitales subió 7 % anual, seis veces más que el empleo total.
Según Guangzhe Chen, vicepresidente de Infraestructura del Banco Mundial, para “hacer realidad el potencial transformador de las tecnologías digitales, la comunidad mundial debe redoblar sus esfuerzos para ayudar a los países en desarrollo a ponerse al día, acelerar su adopción y garantizar la inclusión de todos”.
El informe del BM observa dos tendencias que configurarán el futuro digital.
Una es la importancia de la infraestructura digital pública —plataformas digitales para la identificación, los pagos y el intercambio de datos— como base fundamental para acceder a servicios públicos y privados. La otra, los avances de la inteligencia artificial que acelerarán tanto el crecimiento como la disrupción.
El documento pretende dar a gobernantes y profesionales un parámetro internacional para medir la velocidad del cambio, identificar las tendencias que se deben aprovechar y los cuellos de botella que se deben superar, y cosechar los beneficios de la transformación digital en una nueva era del desarrollo.
En 2022, más del 90% de los habitantes de los países de ingreso alto estaban conectados, mientras que en los de ingreso bajo, la proporción era del 26%. Entre los países de ingreso bajo y mediano, los países de Europa y Asia central muestran mayor penetración de internet, con un 84%.
La población conectada de Asia meridional se duplicó entre 2018 y 2020, un aumento impulsado en gran medida por India, que desde 2018 ha logrado conectar a un tercio de sus habitantes, en parte gracias a la promoción del aprendizaje sobre el uso de internet y la oferta de planes de datos más económicos. Pero en África oriental, menos del 30% de la población usa internet.
En 2022, el tráfico medio de banda ancha móvil per cápita en los países ricos era más de 20 veces más alto -y el de banda ancha fija, 1.700 veces más alto- que en las naciones de ingreso bajo. Las diferencias en la propiedad de dispositivos, la velocidad de internet, el tráfico de datos y, como resultado, el uso de tecnologías digitales, obstaculizan la transformación digital en países de ingreso bajo y mediano.
Las descargas de apps de negocios, educación, salud, finanzas y compras aumentaron inmediatamente cuando se establecieron los confinamientos por COVID-19, lo que indica un aumento de nuevos usuarios en todo el mundo.
La pandemia también aceleró el uso de pagos digitales y las compras por internet a nivel mundial, lo que generó una transformación importante en los sectores de las finanzas y el comercio. Estos cambios de comportamiento han persistido, ya que a finales de 2022 el tiempo total dedicado a estas aplicaciones se mantenía un 60-70% por encima de los niveles previos a la pandemia.
El sector de servicios de tecnología de la información, como el desarrollo de software y la consultoría tecnológica, creció dos veces más rápido que la economía mundial y creó empleos a una tasa seis veces mayor. Pero este crecimiento extraordinario fue sumamente concentrado: las seis principales economías (Estados Unidos, China, India, Japón, Alemania y Reino Unido) representaron el 70% del valor agregado mundial de estos servicios.
Las empresas digitales de los países de ingreso bajo y mediano están cobrando impulso. Entre 2020 y 2022, estos países recibieron financiamiento de capital de riesgo para sus empresas digitales emergentes.
Los puntos de intercambio de internet (IXP) son estructuras físicas que facilitan la conexión al tráfico global de internet, mientras que los centros de datos almacenan y procesan información (nube, big data e inteligencia artificial). En 2022, los países de ingreso alto representaban 60% de los IXP públicos a nivel mundial y casi tres cuartas partes de los centros de datos conectados, mientras que Medio Oriente y el Norte de África conformaban 2% y África subsahariana, 7%.
En 2021, dos tercios de la población adulta en la región de Asia oriental y el Pacífico y en los países de ingresos altos compraron en línea, mientras que menos del 10% de las personas lo hicieron en África y Asia meridional.
Inteligencia Artificial: los parámetros utilizados para medir la complejidad de la IA han crecido exponencialmente: pasaron de sólo 255 en 1955 a 1,6 billones en 2022. La IA puede acelerar el crecimiento y la eficiencia, y ofrece a países en desarrollo nuevas oportunidades con sus aplicaciones en las áreas de educación, transporte, sostenibilidad y muchas otras.