Mitsotakis se encontró, tras la segunda vuelta, en una posición dominante, al menos en el parlamento. Con cerca del 40% de los votantes y aprovechando el sistema de votación con prima mayoritaria (que él mismo había restablecido: el primer partido obtiene 50 diputados más), Mitsotakis obtuvo una mayoría parlamentaria absoluta para su partido. ND obtuvo más del 20% (40,56%) que el segundo partido, SYRIZA de Alexis Tsipras (17,83%), que sufrió una dura derrota, así que el primer ministro no se enfrentará a ninguna oposición seria en el parlamento. Es la primera vez desde el turbulento período de 2012 que la oposición de izquierda no tiene la presencia parlamentaria necesaria para presentarse como un rival alternativo al poder gubernamental. Esto es lo que la prensa tradicional describe como un “sistema parlamentario de partido y medio” [en lugar del sistema tradicional de “dos partidos”]. Pero cuidado: la tasa de abstención, especialmente en la clase trabajadora y los barrios pobres, ha alcanzado un nivel récord, incluso en la ciudad de Atenas “hiperpolitizada”. Mitsotakis obtuvo el 40% del 51% de la población que acudió a las urnas. Esto representa casi el 25% de la población, que siempre ha sido considerada como el núcleo “tradicional” del apoyo electoral a la derecha en Grecia. La victoria electoral de Mitsotakis se explica principalmente por el fracaso político de la oposición para convencer y agrupar a la mayoría de la clase trabajadora (véase los artículos publicados el 29 de septiembre de 2023 y el 3 de julio de 2023). Esto provocó una crisis abierta en el seno de SYRIZA y obligó a Alexis Tsipras a dimitir de la presidencia del partido.
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Como era de esperar, el dominio político de Mitsotakis, registrado en las elecciones nacionales, tuvo un impacto en las elecciones regionales y municipales de octubre.
De las 13 regiones [1], los candidatos oficialmente apoyados por Nueva Democracia ganaron fácilmente 7 (incluida la región del Ática, donde se concentra gran parte de la población y la actividad económica del país: Atenas, El Pireo…). Cuatro regiones fueron ganadas por “rebeldes” de derecha (políticos de derecha que se presentaron como independientes, contra los candidatos apoyados por ND), algunos de ellos a la derecha de Nueva Democracia (como el gobernador racista elegido en la región del Egeo Septentrional). Un candidato apoyado tanto por el PASOK como por Nueva Democracia gano en Creta. La oposición sólo ha ganado una región, Tesalia, recientemente devastada por las inundaciones. El candidato victorioso en Tesalia se presentó con el PASOK y fue apoyado por SYRIZA en la segunda vuelta.
Este panorama, que refleja el dominio de la derecha, con el mapa electoral del país pintado con los colores azules de Nueva Democracia, provocó un reflejo de reacción, principalmente en la segunda vuelta de las elecciones municipales. El estado de ánimo que prevalecía era “cualquiera excepto el favorecido por Mitsotakis”.
En el centro de Atenas y en Tesalónica, los dos municipios más grandes del país, los “outsiders” acabaron ganando. Se trataba de candidatos del PASOK que también fueron apoyados por SYRIZA en la segunda vuelta. En El Pireo, ganó Yannis Moralis [que ocupa el cargo de alcalde desde 2014], que tiene sus orígenes en el PASOK pero en realidad es designado por el poderoso oligarca Vagelis Marinakis (propietario del popular club de fútbol Olympiakos Piraeus). “En el papel”, Moralis fue apoyado por ND y el PASOK. En Patras, al norte del Peloponeso, ganó el candidato del Partido Comunista [Kostas Peletidis]. Fue apoyado, tibiamente, por SYRIZA en la segunda vuelta.
Es una de las pocas veces, en las últimas décadas, en que la derecha pierde simultáneamente el control de todas las grandes ciudades (Atenas, Tesalónica, El Pireo, Patras), así como una serie de circunscripciones populares, pobres.
Este resultado paradójico envía algunos mensajes políticos importantes: 1) Hace aparecer las primeras “fisuras” en la dominación político-electoral de Mitsotakis. 2) Muestra, una vez más, los problemas que Nueva Democracia ha encontrado en las grandes ciudades, revelando, por el contrario, las responsabilidades de la oposición -y principalmente de SYRIZA- en la victoria de Mitsotakis en las elecciones nacionales y regionales. 3) Cambia el equilibrio de fuerzas en las filas de la oposición. Todos los ganadores en los municipios (excepto Patras) y en la región de Tesalia son representantes políticos del PASOK; y SYRIZA se vio obligado a apoyarlos en la segunda vuelta. No se debe subestimar el fortalecimiento del PASOK en las instancias locales, su acceso a los recursos materiales y su influencia de las redes locales.
Cabe destacar los resultados satisfactorios de las campañas electorales unitarias de la izquierda radical-anticapitalista. En particular en Atenas y Tesalónica, estas listas superaron los límites de una simple exhibición y demostraron una presencia política con potencial (Atenas: 6,1%, Tesalónica: 5,53%). Es obvio que estas candidaturas se beneficiaron en parte del resentimiento de un sector del electorado de izquierda contra la nueva dirección de SYRIZA del “centrista” Stéfanos Kasselakis (en la foto inicial).
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Es interesante “proyectar” los resultados electorales locales a nivel nacional, para estudiar la fuerza política actual de los partidos de la oposición. Según Costas Poulakis, analista electoral oficial de SYRIZA y miembro de su comité central, el ascenso de Stéfanos Kasselakis a la dirección de SYRIZA, no solo no logra revertir el colapso del partido, sino que también provoca nuevas pérdidas importantes, principalmente en beneficio de la izquierda (del Partido Comunista, de fuerzas de la izquierda radical-anticapitalista), pero también del PASOK. Su análisis muestra que SYRIZA solo tiene el 12,9% (frente al 17,8% en la abrumadora derrota de junio), aferrándose marginalmente al segundo lugar en el parlamento, ya que el PASOK ahora ha alcanzado el 12,2%, y que, por primera vez después de un largo período, el Partido Comunista es una “amenaza” con el 10,5%.
La primera gran encuesta de opinión (para unas supuestas elecciones parlamentaria), realizada por el tradicional instituto de encuestas GPO, confirmó estas tendencias. GPO registra el ligero declive de Nueva Democracia [-2,8%], una diferencia marginal entre SYRIZA y PASOK, ambos oscilando alrededor del 14% [respectivamente 14,7%, -3,5 y 13,5%, +1,7], y la pérdida de intenciones de voto de SYRIZA a su izquierda [KKE, 9,7%, +2,2]. “Los analistas del instituto GPO ofrecen un comentario político amargo de estos resultados: “Parece que los votantes de izquierda mantienen su hábito de votar por un partido de izquierda”“.
Para entender esta imagen, también hay que tener en cuenta el choque político provocado en la base de SYRIZA por las primeras iniciativas de Kasselakis como líder de un partido que insiste en identificarse como de izquierda. “El primer día de la nueva “crisis en Palestina“, SYRIZA emitió una declaración con una frase espantosa: ¡“Solidaridad con el Estado de Israel“! Dirigiéndose a la reunión anual de la Federación Helénica de Empresas (SEV), Stefanos Kasselakis afirmó que busca poner fin a la “diabolización del capital”. Evitó cualquier referencia a la lucha de clases al afirmar que las aspiraciones de los trabajadores y trabajadoras a una vida mejor deben perseguirse mediante “buenas prácticas de gestión”, como en Estados Unidos (se refirió a las “opciones de stock”, pidió un comportamiento “colaborador” por parte de las direcciones empresariales, etc.). Cuando algunos ejecutivos del partido expresaron su desaprobación, Kasselakis reaccionó anunciando (¡en X, ex-Twitter!) que remitía al comité disciplinario para su expulsión a dos ex secretarios generales del comité central del partido, Panos Skourletis y Dimitris Vitsas, así como a un miembro histórico destacado de la tradición eurocomunista (Nikos Filis) y a un conocido veterano socialdemócrata que se había unido a SYRIZA cuando la “ampliación” del partido de Alexis Tsipras (Stefanos Tzoumakas).
En el momento de escribir esto, aún no se ha producido una nueva escisión organizativa importante dentro de SYRIZA. Pero esta perspectiva es considerada casi segura por todos los analistas, tanto a la izquierda como a la derecha. Podría ocurrir a mediados de noviembre (11-12 de noviembre), durante la sesión del Comité Central que podría sancionar las expulsiones, mostrando así a una fracción importante del partido dónde se encuentra la puerta de salida, o rechazarlas, anulando así los “poderes” presidenciales de Kasselakis. Otra posibilidad es que la escisión se posponga hasta el Congreso del partido el próximo mes de febrero.
Pero de hecho, muchos miembros de izquierda de SYRIZA ya están abandonando las agrupaciones locales.
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¿Cuáles son las perspectivas políticas de este pantano político?
La noche de la segunda vuelta de las elecciones municipales, la dirección de SYRIZA habló abiertamente de la posibilidad de que PASOK y SYRIZA unieran sus fuerzas para formar un bloque “progresista”. Kasselakis dice que es la única forma de vencer a Mitsotakis. Christos Spirtzis [ex ministro de Infraestructuras de enero a agosto de 2015, luego en el mismo cargo de noviembre de 2016 a julio de 2019], socialdemócrata y aliado cercano de Kasselakis, ha propuesto públicamente una lista conjunta SYRIZA-PASOK para las elecciones europeas de junio de 2024.
La idea de un “polo progresista” encuentra un público entusiasta dentro del PASOK. En la noche de las elecciones municipales, George Papandreou, ex líder del PASOK, pidió públicamente la unificación de las “fuerzas democráticas-progresistas”. Pero ahí es donde las cosas se complican. El actual líder del PASOK, Nikos Androulakis, no tiene ninguna razón para apresurarse. Entiende que su partido está ganando fuerza, incluso avanzando a “una velocidad de caracol”, y que SYRIZA, dirigido por Kasselakis, está perdiendo terreno. También se da cuenta de que el declive de SYRIZA podría acelerarse por una probable escisión. Por lo tanto, pospone cualquier proceso de recomposición a después de las elecciones europeas, cuando se conozca el nuevo equilibrio de fuerzas entre los dos partidos.
Por supuesto, no todos estos escenarios ocurrirán en un laboratorio, a salvo de los cambios políticos y sociales. El reciente “saneamiento” del capitalismo griego por parte de expertos internacionales, con la aprobación de Christine Lagarde y el Banco Central Europeo, indica que las agencias de calificación terminarán elevando la calificación de Grecia de BB + (categoría especulativa, o junk bonds, bonos malos según la calificación de 2010) a BBB-. Es decir, a la categoría oficial investment grade (categoría de inversión). Lo que ha provocado un viento de optimismo entre los círculos capitalistas. Este sentimiento de optimismo está relacionado principalmente con los proyectos de inversión y las fusiones de los grupos empresariales más activos. El banco Alpha, uno de los cuatro principales bancos “sistémicos” de Grecia, ha anunciado un proceso de “alianza estratégica” con el banco italiano Uni-Credit, que adquirirá una parte importante de las acciones de Alpha. La compañía eléctrica pública (DEI-Dimósia Epichírisi Ilektrismoú), ya privatizada, anunció la adquisición de la red de la italiana Enel en Rumanía, dando así la señal de una nueva incursión en los Balcanes, un proceso que se detuvo durante la crisis, en los años posteriores a 2011.
Pero estos movimientos son superficiales y solo afectan a los pocos “actores” más dinámicos del capitalismo griego. El panorama general es más complejo e incierto. El presupuesto estatal prevé un crecimiento del 3% para 2024. Nadie comparte este optimismo. La Comisión Europea calcula el crecimiento en un 1,9%, mientras que el FMI prevé un +1,5%. En 2022 y 2023, Mitsotakis logró importantes excedentes presupuestarios, lo que fue el principal argumento de las agencias de calificación para “elevar” la calificación de Grecia. Pero estos resultados se obtuvieron principalmente gracias al muy buen resultado de los ingresos fiscales indirectos (IVA), en un contexto de alta inflación (9,6%) y aumento incontrolado de los precios de los productos de consumo corrientes e indispensables, principalmente alimentos y energía. ¡Esto es lo que ha permitido un aumento de los ingresos presupuestarios de 35,2 mil millones de euros por encima del objetivo previsto! En el último año, la proporción de impuestos indirectos en todos los ingresos fiscales superó el 60%, lo que demuestra que el excedente se basa en la imposición del consumo de los ciudadanos.
Sin embargo, esta política gubernamental conoce ciertas limitaciones: la indignación por el aumento del coste de la vida ya se considera el factor más amenazante para la estabilidad política. Esta política no puede extenderse sin costes. Y hay que recordar que el acuerdo de 2018 con los acreedores establece 2024 como el año en que el Estado griego está obligado a volver a pagar su deuda [según Eurostat del 23 de octubre, 166,5% del PIB en el segundo trimestre de 2023], excluyendo así cualquier perspectiva de “flexibilidad” presupuestaria (reactivación) y fiscal.
“Mitsotakis es consciente de estas dificultades y, por lo tanto, ha lanzado una advertencia pública: la política del nuevo gobierno se caracterizará por “menos beneficios” (¡!)” y “más reformas”.
Ante esta amenazante declaración, ni Androulakis ni Kasselakis adoptarán una orientación firme. Tendrá que surgir de las exigencias e iniciativas propias del movimiento obrero y popular y su traducción política a la izquierda del PASOK y SYRIZA.
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[1] Grecia se divide en 13 regiones: al norte, Epiro, Macedonia Occidental, Macedonia Central, Macedonia Oriental y Tracia; en el centro, Tesalia, Grecia Central, Eubia y Attica; al sur, el Peloponeso, las islas del Mar Egeo (Egeo septentrional y Egeo Sur), las islas Jónicas y Creta. (Red.)