En el segundo trimestre de este año, la economía del Reino Unido creció un ‘asombroso’ 0,2% en PIB real. Los medios y el gobierno estaban encantados de que se evitara la esperada recesión en el Reino Unido. De hecho, el PIB real aumentó un 0,4% con respecto al mismo período en 2022.

Así que todo está bien. Pero no. En primer lugar, si bien ya no se pronostica una recesión ‘técnica’ (dos trimestres consecutivos de contracción del PIB real) para 2023, ¡el Banco de Inglaterra aún espera una producción estancada para los próximos dos años! Y ese puede ser el mejor resultado. El gobernador del BoE, Andrew Bailey, dijo: «Esperamos poder ofrecer el camino que esperamos sin recesión, pero tendremos que ver».

Como dijo el grupo de expertos económicos, la Resolution Foundation: «es posible que esto no sea una recesión técnica, pero estamos experimentando el crecimiento más débil en 65 años después de una (una recesión)».

Y la economía del Reino Unido se está quedando atrás. En comparación con el resto de las economías del G7, el Reino Unido tiene la tasa de inflación más alta y el segundo crecimiento del PIB más bajo (justo por delante de Alemania, que entró en recesión este año).

El crecimiento del PIB real sigue estando más de un 20 % por debajo de su tendencia anterior a 2008, aunque ese retroceso se aplica a todas las economías del G7, aunque a un ritmo menor.

Y está el hecho asombroso de que sin Londres en la ecuación de la producción real por persona, el promedio del Reino Unido estaría por debajo del estado más pobre de los EE. UU.: ¡Mississippi!

De hecho, las personas en el noreste de Inglaterra tienen un nivel de vida promedio inferior a la mitad del londinense promedio. No hay mayor disparidad regional en ningún otro lugar de Europa o Estados Unidos. Tanto para ‘subir de nivel’.

Michael Roberts trabajó en la City de Londres como economista durante más de 40 años. Ha observado de cerca las maquinaciones del capitalismo global desde dentro de la guarida del dragón. Al mismo tiempo, fue un activista político en el movimiento obrero durante décadas. Desde que se jubiló, ha escrito varios libros. La Gran Recesión: una visión marxista (2009); La larga depresión (2016); Marx 200: una revisión de la economía de Marx (2018): y junto con Guglielmo Carchedi como editores de World in Crisis (2018). Ha publicado numerosos trabajos en diversas revistas económicas académicas y artículos en publicaciones de izquierda.