Ajustemos la cifra del título con datos de la Secretaría de Finanzas de la Nación que conduce Pablo Quirno: la deuda bruta total (es decir el monto de las obligaciones que tienen el Estado nacional, el sector público y el privado) acumulada durante los primeros 12 meses del gobierno de Javier Milei, se incrementó en 96.013 millones de dólares, casi el doble de lo que recibió en cuatro años un ciclo endeudador como el de Mauricio Macri y más de doble de la deuda total dejada por la última dictadura.
Para tener otro parámetro que nos permita comparar más ajustadamente el ritmo y la magnitud del endeudamiento del gobierno libertario, vamos a comparar la cantidad de deuda tomada por año, en ciclos de gran endeudamiento y en los últimos cuatro. Se adelanta que el acrónimo DCCM sintetiza la definición histórica y económicamente correcta del período 1976/1983: dictadura cívico, clerical y militar.
Varios ajustes para la interpretación. Es cierto que el resultado anual de Cristina Fernández de Kirchner es superior al de Macri, pero se trata del doble de años, de un gobierno que incrementó considerablemente el PBI (la deuda representaba el 22,9% del PBI a fines de 2015, uno de los registros más bajos de la historia), y la composición de la deuda era más favorable, pues el 70% era intra-sector público, el 9% con organismos internacionales y no había deuda con el FMI.
La tribuna libertaria (con altísimo porcentaje de trolls) podrá objetar que las cifras de Milei deberían ser las del mandato completo y hasta citar a su jefe y dador de empleos para decirnos “zurdos de mierda, los vamos a ir a buscar adonde sea”. Pero el hecho es que el corte del cuadro es de un año promedio, y si resultase que este gobierno no pidiese ni un dólar más en los tres años que le quedan, aún así la cuenta le daría más de 24.000 millones de dólares, situándolo en los niveles de la gestión del Frente de Todos.
Pero todos sabemos que no será así, desde el martes pasado está en nuestro país una misión técnica del FMI (política en realidad) para analizar un pedido base de 11.000 millones de dólares más, para “fortalecer reservas” en su mayoría, pero esencialmente pensado para rescatar a empresas, fondos de inversión y bonistas internacionales, como así también para beneficiar a los Bancos que son principales tenedores de títulos públicos (Galicia, Santander, Macro, BBVA y Credicoop), por un monto similar a la deuda tomada por Mauricio Macri, unos 45.000 millones de dólares.
Veamos ahora un cuadro donde revisamos la deriva acumulada de la deuda desde ese primer empréstito, tomado por el dictador Pedro Aramburu en 1957 y renegociado con el primer stand by por Arturo Frondizi en 1958. Luego algunos conceptos sobre la historia antigua y reciente de esa ligazón sólo cortada por Néstor Kirchner en 2006, al cancelar 9.800 millones de dólares.
El primer apunte no surge de los datos que ofrece la infografía, pero es tanto o más riguroso. Arturo Frondizi puede haber sido muchas cosas, pero también el primer radical en traicionar un pacto con el peronismo (y a sus votantes en general), unos 50 años antes que Julio Cobos. Pero a no entusiasmarse la tribuna antiperonista, también fue un enemigo activo de la gestión de Arturo Illia y en junio de 1966 apoyaría públicamente el golpe militar de Onganía. Son datos históricamente verificables, no opiniones.
Ese estreno como país deudor del Fondo, fue de “apenas” 75 millones de dólares destinados a “detener la inflación” y “estabilizar el sistema de cambios”. Demás está decir que ninguno de los dos objetivos se lograron y el FMI exigió en 1958 exactamente lo mismo que ahora: una devaluación de la moneda nacional del 70%, un ajuste del estado de entre un 15% y un 20%, la paralización total de la obra pública, la privatización de unas 40 empresas estatales (muchas promovidas por la Libertadora) y venta de frigoríficos y ramales ferroviarios estatales, aumento de precios y congelamiento del salario mínimo por dos años. Hasta aquí lo que no se lee en un cuadro donde puede verse -sin dificultad- que la deuda casi nunca paró de crecer e identificarse los picos de endeudamiento, los mayores aumentos y reducciones del stock de deuda a lo largo de 66 años de historia.
Viendo la serie alguien podría preguntarse algunas cosas: siempre fue el FMI el acreedor internacional por excelencia? Nunca no le debimos un dólar a nadie? Lo contestamos con hechos y datos fuera de la línea de tiempo. Fue Juan D. Perón el que en 1952 rescató la totalidad de la deuda que Argentina arrastraba desde préstamo acordado en el marco del Pacto Roca-Runciman. Se pagaron m$n 12.500 millones (pesos moneda nacional) y el país pasó a tener una posición acreedora sobre Gran Bretaña de m$n 5.000 millones.
Sólo 14 años desde la Revolución de Mayo hasta el préstamo acordado por Rivadavia con el banco londinense Baring Brothers, habíamos gozado de una situación semejante; y nunca antes ni después de esa decisión de Perón, el país tuvo posición acreedora con ninguna potencia internacional. El FMI se crea en 1944 y entra en actividad en 1946, cuando Perón ya era presidente. Perón rechazó préstamos de dos misiones consecutivas del FMI, los fundamentos están en el Acta de Independencia Económica, consagrada en Tucumán en 1947.
Si bien es cierto que todos los empréstitos con el FMI tuvieron condicionalidades que redujeron la soberanía política los gobiernos que los tomaron, nunca fueron una solución para ninguno de los problemas que se declaman en los acuerdos y siempre produjeron daños y deuda creciente. El que tomó Mauricio Macri -otra de las familias beneficiadas por los seguros de cambio de la DCCM- por USD 57.000 millones, fue el más grande y fraudulento de la historia. Además se registró un récord histórico de fuga de divisas que alcanzó los USD 88.371 millones, que fue investigado y probado tanto por el Banco Central de la República Argentina como por una auditoría del FMI. Los fugadores siguen impunes y seguramente podrán volver a incrementar sus activos externos con Milei.Otras lecturas que se desprenden del cuadro: todos los gobiernos civiles no peronistas y todas las dictaduras cívico-militares se endeudaron con el FMI y de manera creciente; salvo durante los dos períodos encabezados por Carlos Menem y la presidencia de Alberto Fernández, el peronismo en su versión kirchnerista no tomó nueva deuda – Néstor Kirchner celebró un acuerdo stand by en 2003 que fue cancelado de manera anticipada en enero de 2006- y siempre se hizo cargo de gestionar los compromisos incumplidos de gestiones anteriores, en el siglo XXI asumiendo los desaguisados de De la Rúa o Macri.
Sólo dos gobiernos se propusieron públicamente investigar la deuda tomada por gestiones anteriores: el de Raúl Alfonsín en 1983 y el de Alberto Fernández en 2019. Ninguno de los dos lo hizo, pues suponía avanzar sobre la complicidad civil de la dictadura y las mencionadas 100 empresas e ilustres apellidos beneficiarios del endeudamiento macrista.
¿Cuánto nos podríamos haber ahorrado en millones de dólares, si se investigaba en los dos momentos? Difícil y opinable cuenta, pero si al menos se hubieran impugnado los USD 15.000 millones que estatizaron en 1982, nos hubiésemos ahorrado casi un 40% de la pesada herencia de la DCCM. Y si los USD 45.000 millones prestados a Macri, que violaron el estatuto del FMI y no fueron aprobados por el Congreso Nacional, se hubiesen impugnado, el ahorro hubiese sido de casi el 14% de la deuda que asumió sin inventario el Frente de Todos.
Sólo dos gestiones lograron reducir el stock de deuda: Arturo Illia y Néstor Kirchner. En el segundo caso, cortando además con una dependencia de 50 años con el FMI.
Para esta nota reporteamos a Horacio Rovelli, Licenciado en Economía por la UBA, Profesor de Política Económica y de Instituciones Monetarias e Integración Financiera Regional (en Ciencias Sociales de la UBA), ex miembro del equipo del ex Ministro de Economía Bernardo Grinspun en los albores de la democracia y ex Director Nacional de Programación Económica del primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
La frase del subtítulo pertenece (con un retoque, por entonces sujetar con dinero prestado no era la modalidad dominante) al Lord británico y primer ministro George Canning, y obra en un intercambio epistolar con Thomas Beresford (Birgadier del Ejército imperial que comandó las 2 invasiones inglesas). El FMI lo ejecuta implacablemente desde mediados del Siglo XX.
Rovelli abarca todo el período para decir que “durante más de 60 años la deuda siempre fue un mecanismo de dominación y dependencia, de desarticulación del Estado empresario y regulador, y es Prebisch el que hace el acuerdo entre el FMI y la Revolución Fusiladora y empezamos a subordinarnos a la estrategia política de los EEUU. E Illia (tal como se ve en el cuadro) es el único gobierno no peronista que trató de ponerle freno a esa locura, sin el apoyo obrero ni popular que tenía el peronismo. El que realmente termina con el FMI y la sucesión de los préstamos con facilidades extendidas es Néstor Kirchner, poniendo fin al tráfico de influencias a favor de las inversiones norteamericanas”.
Ante la pregunta sobre las razones por las cuales el FMI le prestaría USD 11.000 millones a un país que está sobre endeudado y ni siquiera empezó a pagar el préstamo-estafa que le concedieron a Macri, Rovelli afirma que “muchos de los tenedores de títulos de deuda pública son los grandes fondos de inversión con sede en Manhattan (Blackrock, Vanguard, Templeton, Fidelity y Greylock que conchabó a Sergio Massa), sin contar con los 62 bancos privados que invierten más en títulos soberanos que el dinero que prestan”.
Según Rovelli “Larry Fink (que dirige un fondo cuyo capital es 20 veces el PBI de Argentina) va a presionar a Trump y a Gita Gopinath para que hagan valer el 16,01% de acciones que posee en el FMI y proteja sus inversiones. Le van a dar plata pese a que este gobierno incumplió las metas de acumulación de reservas de los dos últimos trimestres del año pasado”.
“Cuando se fue Cristina en diciembre de 2015 la deuda total del país era de USD 222.706 millones, la deuda neta con organismos internacionales y bonistas privados era de USD 89.000 millones. Macri la aumentó en USD 97.927 millones, de los cuales USD 49.559 millones eran con el FMI y la llevo a 320.630 millones. Cuando Alberto Fernández da su primer discurso ante el Congreso Nacional dice que la va a investigar hasta las últimas consecuencias e identifique a quienes fugaron USD 82.200 millones” recuerda el economista.
Luego “el BCRA dicen que son 100 empresas las que compraron USD 24.679 millones y 100 personas 678 millones más. Yo me puse con otros 10 profesionales de Económicas de la UBA a analizar 10 empresas cada uno. Ninguna de todas esas pudo demostrar de dónde sacaron la plata en pesos para comprar los dólares que luego fugaron, no hay que ser Sherlock Holmes sino analizar los balances de la Comisión Nacional de Valores. Son fugadores y evasores amnistiados por el desastroso gobierno de Alberto Fernández. Esa complicidad nos lleva a esta deuda que tenemos con Milei, y que es casi un PBI completo”.
Sobre esa especie, en un reciente reportaje producido por la Revista Crisis, el economista y sociólogo Alejandro Horowicz precisa: “el misérrimo capitalismo dependiente argentino construyó un subproducto fundamentalmente desenvuelto: la riquísima burguesía argentina, que guarda en los cofres del capital financiero internacional, entre tantas cosas, la deuda externa argentina”.
Hasta el momento los dólares los puso el blanqueo de millonarios evasores (USD 20.631 millones), un REPO con cinco bancos internacionales (USD 1000 millones contra un bono a una tasa del 8,8% en dólares) y los pequeños ahorristas que además de vender los dólares que pudieron atesorar, son víctimas de un incremento interanual del endeudamiento familiar, que hoy supera el 13%.