El triple femicidio de Florencio Varela, digital y misógino, el compromiso inocultable en el financiamiento de campañas políticas grita lo que las estadísticas apenas susurran: el narcotráfico transnacional (manejado por carteles peruanos, mexicanos y brasileños) asociado a bandas locales evoluciona, mientras el Estado apenas reacciona. El académico Juan Gabriel Tokatlian lo sentencia: “Medimos fracaso como éxito; sin diagnóstico, perseguimos pibes mientras los carteles lavan en countries”. Y acá voy yo: este espejismo securitario ignora la raíz social del problema. En villas donde la pobreza alcanza al 52%, el narco ofrece “trabajo” a uno de cada cinco jóvenes. No es solo bala: es fracaso colectivo.
Este triple femicidio –el más sádico del 2025 en el conurbano– no es un relámpago aislado, sino el trueno de una tormenta que viene azotando a la Argentina desde los 90.
El Informe Mundial sobre Drogas 2025 de la Unodc advierte: la producción global de cocaína llegó a 3.708 toneladas en 2023, un 34% más que en 2022. Hubo incautaciones récord (2.275 toneladas), pero el consumo y el lavado siguen creciendo sin freno. En Argentina, el Incsr 2025 del Departamento de Estado de EE.UU. nos define como “tránsito clave” para la cocaína boliviana y peruana hacia Europa, con un volumen de lavado equivalente al 20-40% del PIB ilícito, según Edgardo Buscaglia. Mientras el Gobierno de Javier Milei celebra un 70% más de incautaciones (119 toneladas en 2024), los homicidios narco se disparan: 84.200 IPP en PBA (7,8% del total penal), con un 11,2% de delitos contra las personas ligados al menudeo.
¿Triunfo o ilusión? El académico Juan Gabriel Tokatlian lo sentencia: “Medimos fracaso como éxito; sin diagnóstico, perseguimos pibes mientras los carteles lavan en countries”. Y acá voy yo: este espejismo securitario ignora la raíz social del problema. En villas donde la pobreza alcanza al 52%, el narco ofrece “trabajo” a uno de cada cinco jóvenes. No es solo bala: es fracaso colectivo.
En 1997, exmiembros de Sendero Luminoso –el grupo maoísta que dejó 30.000 muertos en Perú que huían de la represión de Fujimori– recalaban en la Villa 1- 11-14, un laberinto de 20.000 almas en Bajo Flores. “Ruti” Quispe Palomino y su hermano “Meteoro” (Esidio Ramos Mariños), del Comité Metropolitano de Lima, no trajeron solo ideología: importaron tácticas de guerrilla para bunkers y rutas de distribución. Desde San Juan de Lurigancho –el distrito más pobre de Lima, con un millón de habitantes en villas miseria–, familias enteras levantaron un emporio: cocaína de Perú vía Bolivia, fraccionada en sótanos vigilados con “campanas” que avisaban allanamientos.
La Justicia argentina confirmó en 2007 sus lazos: “Marcos” Estrada Gonzáles, prófugo en el triple crimen, se enfrentaba con “Ruti” por el menudeo desde 1999, cuando asesinaron a Julio Chamorro en una canchita de la villa. La guerra estalló en 2005: una procesión del Señor de los Milagros terminó en masacre, con tres muertos y 500 peruanos usados como escudo humano. Hoy, la 1-11-14 –rebautizada Padre Ricciardelli– es un “narcoestado paralelo”, según InSight Crime: autos de lujo, antenas satelitales, diez laboratorios de cocaína custodiados por exsenderistas armados con FAL y AK-47.
El triple crimen de La Matanza siguió ese guión: emboscada digital. Las chicas cayeron por redes sociales; la Tracker, con patente adulterada, las trasladó a Varela. Cuatro detenidos iniciales, ocho más en Zavaleta. “Marcos” escapó, quizá rumbo a Perú. Lo digo sin rodeos: el narco no es abstracto; son vidas concretas, como las de Brenda, Lara y Morena, sacrificadas en un altar de impunidad que huele a cloro y tierra removida.
El Primer Comando da Capital (PCC), la mafia más poderosa de Sudamérica –35.000 miembros y US$ 1.000 millones anuales desde 2020–, desembarcó en Argentina vía la Triple Frontera. Un informe del Ministerio Público de San Pablo (2025) detecta 56 integrantes del PCC en el país, controlando la Hidrovía Paraná-Paraguay para exportar cocaína a Europa y Asia.
Aliados como el uruguayo Sebastián Marset –prófugo con alerta roja de Interpol– facilitan el contrabando: en mayo de 2025, 460 kg de cocaína en el buque MV Ceci, bandera de Islas Marshall. El PCC recluta en cárceles paraguayas y compra armas en Argentina –fusiles desde EE.UU. vía Iguazú, detectados en 2020–, financia campañas y lava vía propiedades (US$ 5.000 millones en 2025). Su rival, el Comando Vermelho (CV), opera en Pedro Juan Caballero.
En 2025, PCC y CV firmaron una tregua efímera, anticipando un boom narco en la región. Paraguay aporta el Clan Rotela, fundado en 2007 por Armando Javier Rotela – condenado a 27 años en 2020, salida prevista en 2046–. De microtráfico en Asunción pasaron a controlar cárceles como Tacumbú, con 1.000-4.000 miembros. Inspirados en el PCC y en Los Monos, lavan vía estancias y ganado. Enfrentados al PCC desde 2017, dejaron masacres en prisiones (10 muertos en 2019).
En junio de 2025, allanamientos en Cordillera detuvieron a familiares de Rotela y desarticularon pandillas aliadas. Los mexicanos también juegan fuerte: el Cártel de Sinaloa y el CJNG –designado terrorista por EE.UU. en 2025– operan en el conurbano norte, Córdoba y CABA, lavando a través de inmobiliarias y agro. Entre 2023 y 2025, se incautaron 119 toneladas de cocaína (+70% en 2024), pero el CJNG ya exporta fentanilo vía puertos rosarinos. Colombianos como el Clan del Golfo abastecen cocaína y pactan con el ELN.
Locales como Los Monos en Rosario (258 homicidios en 2023, -66% en 2024 con el Plan Bandera) se articulan con transnacionales. En Córdoba, en 2024, allanamientos frustraron envíos a Brasil. El narco argentino no solo destruye vidas locales: los puertos de Rosario, que exportan el 80% de la soja del país, son ahora corredores clave para la cocaína hacia Europa. La conclusión es brutal: el narco no conquista, permea. Desde bunkers en barrios porteños hasta countries con pileta y guardias privados.
En este infierno, el corazón lo ocupan los “soldaditos”: chicos usados como carne de cañón. En Buenos Aires, el 94% son varones de 13 a 17 años, captados en villas como la 1- 11-14 o Puerta de Hierro, donde el paco arrasa generaciones. Ingresan a los 12-13 años, tentados por 20.000-30.000 pesos diarios, más que el salario quincenal de sus padres. Con un salario mínimo de 322.200 pesos mensuales en septiembre de 2025, los 20.000-30.000 pesos diarios que ofrece el narco superan en días lo que un trabajador formal gana en un mes, un imán irresistible para chicos sin futuro.
En villas como la 1-11-14, las escuelas suelen ser el primer lugar donde el narco capta chicos, aprovechando la deserción escolar, que alcanza el 30% en zonas vulnerables. La prostitución infantil corre en paralelo: edades de inicio de 14-15 años en el conurbano, según ECPAT International. En Rafaela o Ezeiza, madres proxenetas inician a sus hijas de 14 “por necesidad”.
Comparado con Rosario: allí, 192 menores asesinados desde 2013 en guerras narco, con reclutamiento desde los 10 años. La tasa de homicidios: 16,4 por cada 100.000 en 2020, frente a 12,9 en la Villa 31 de CABA.
Como dice el padre Angelotti: “El narco ocupa donde el Estado retrocede”. Esos “soldaditos” no son monstruos, son chicos abandonados a los 12 años, condenados a pipas o a balas.
Uno desearía que fuera una joda, pero lamentablemente es la Argentina injusta que vivimos.
La misma Corte que resolvió proscribir electoralmente a @CFKArgentina en 70 días para que no pueda ser candidata en estas elecciones, lleva 3 años y 4 meses cajoneando la extradición a… pic.twitter.com/scNjk8Nl7y
— Juan Martín Mena (@juanmmena) September 29, 2025
El narco no sobrevive en el aire: se alimenta de grietas institucionales.
Ilena Arduino, del Inecip, lo resume: “El crimen organizado cooptó recursos vía corrupción en seguridad y justicia”. En 2024, el 40% de los homicidios en Rosario –169, -66% vs 2023– estuvo ligado a Los Monos, que además financian campañas. En PBA, intendentes de La Matanza y Tres de Febrero cayeron por lavado; en Tucumán, el de Alberdi, por audios narco.
La Bonaerense, con 100.000 efectivos, es el talón de Aquiles. “Regula el menudeo”, acusa Rolando Graña. En 2018, el comisario “Enano” Bressi denunció a la cúpula. Según InSight Crime 2025, la corrupción es “endémica, no manzanas podridas”. La DEA confirma: Sinaloa y Jalisco operan en conurbano norte, Córdoba y CABA, con apoyo boliviano. HRW 2025 advierte que los recortes de Milei en programas sociales agravan la vulnerabilidad, sin atacar la corrupción.
Milei reflotó el plan “Argentina sin Narcotráfico” (2016): Procunar, radares fronterizos, desfederalización en CABA, inteligencia en Salta. Los números parecen éxitos: +70% de cocaína incautada en 2024, +16% detenidos; homicidios -66% en Rosario con el Plan Bandera. Pero el fracaso es estructural. El prohibicionismo ignora la demanda: el 95% del presupuesto va a represión, solo el 5% a prevención. La Matanza lidera los narcoasesinatos.
Buscaglia advierte: “La mafia transnacional integra políticos; el lavado es del 20-40% de los activos”. Tokatlian insiste: “Es un plan refrito, securitizado, sin impacto social”.
El narco digital y misógino –TikTok para reclutar, Instagram Live para aterrorizar– exige más que balas. Exige educación, empleo, justicia.
El triple crimen de Varela, transmitido en vivo, grita lo que las estadísticas apenas susurran: el narco transnacional –de Sendero a Sinaloa– evoluciona mientras el Estado solo reacciona.
Kicillof declaró: “Venganza sin fronteras”. Bullrich retrucó: “Impunidad intolerable”.
Pero si no se desmantela la corrupción –de comisarios a concejales–, todo son victorias pírricas.
La serie Narcos lo mostraba: el enemigo no es la droga, es el pacto de silencio. Argentina necesita diagnóstico, no solo radar. De lo contrario, vendrán más Brendas, Morenas y Laras: víctimas de un sistema que las condena dos veces, en vida por abandono y en muerte por olvido.
“Los narcotraficantes viven en Nueva York y en Miami, no en América Latina”.
Así lo dijo Gustavo Petro en la ONU, denunciando la hipocresía de EE.UU., que estigmatiza a nuestra región mientras ignora su propia demanda de drogas…El análisis de @inafinogenova en #LaBaseAmLat… pic.twitter.com/7ghKT2nrM6
— Canal Red Latinoamérica (@CanalRedLat) September 30, 2025
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