Es en el tema de la deuda donde la iniciativa converge con otra agenda: la reforma de las instituciones de Bretton Woods, es decir, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, fundados en 1944. Supuestamente destinadas a garantizar la estabilidad macroeconómica, ya no están en sintonía con la realidad y las necesidades globales del nuevo siglo. La deuda, las reformas bancarias, el sector privado y la creación de nuevas fuentes de ingresos son los cuatro pilares de esta cumbre, cuyo objetivo, en palabras del Palacio del Elíseo, es «desbloquear las conversaciones» para crear un impulso político, o incluso «refundar Bretton Woods». Esperemos que fracasen.