El área de Trabajo y Producción del CEM – un consorcio de cooperación conformado por la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, la Universidad Nacional Arturo Jauretche y la Universidad Nacional de Hurlingham-, analiza la situación del empleo en Argentina bajo el gobierno de Javier Milei teniendo en cuenta el complejo panorama que presentaba a fines de 2023, donde convivían tasas positivas de actividad y empleo pero en el marco de condiciones laborales desfavorables para los y las trabajadoras.
Argentina llegó al tercer trimestre del 2023 con niveles récord positivos si hablamos de tasas de actividad, empleo y desocupación. Según la Encuesta Permanente de Hogares, el 48,2% de las personas se encontraban ocupadas o buscando un trabajo. La tasa de empleo (personas ocupadas) llegó al 45,5% mientras que la desocupación llegó al 5,7%, dato que no se observaba desde la década del 80.
Sin embargo, al observar otras variables relacionadas a las condiciones de trabajo o a la calidad del empleo cambiaba la perspectiva.
Un primer elemento a destacar en el mercado de trabajo argentino es la caída del salario real de los trabajadores en los últimos años. Los últimos datos del índice de salarios publicados por el INDEC muestran que al mes de junio la situación relacionada al ingreso de los trabajadores se ha agravado ya que si bien en los últimos 3 meses hay una recuperación, el salario real cae 11% en relación a noviembre del 2023 producto del salto en el nivel general de precios de diciembre y de los primeros meses del 2024.
La desocupación empieza a ser un problema en el mercado de trabajo. Si bien en el primer trimestre del 2024 no se evidencia un aumento significativo de la desocupación según la EPH (INDEC), preocupa el aumento de la desocupación de los jefes de hogar que pasó de 2,7% a 5% respecto al último trimestre de 2023.
Por otro lado, en el universo del trabajo registrado, la evolución del empleo enciende alarmas. Según la STEySS en base a SIPA, se han perdido 115.580 mil puestos de trabajo en 6 meses, desde noviembre del 2023 a mayo del 2024. Desagregado, el número se explica por una fuerte caída de asalariados privados (-123.123) y de asalariados públicos (-36.940) compensado con un aumento de no asalariados autónomos (+27.976) y no asalariados monotributistas (+70.502).
Mientras taton, aumenta la precarización dentro del empleo registrado. Si bien el universo de empleo registrado disminuye, al interior crece el monotributo, una categoría ocupacional con menos derechos laborales y por fuera de esquemas de negociación colectiva. También preocupa el abrupto descenso de trabajadoras de casas particulares y de monotributistas sociales desde noviembre a mayo de manera ininterrumpida.
El ” Efecto Merluza”, en breve ..