"Pareciera ser que la carga de odio que atraen las mujeres con liderazgo y peso dentro de los sectores populares o los movimientos de trabajadores y trabajadoras, tiene una dosis extra. La violencia irracional que emanan tanto hombres como mujeres con un discurso de enojo y hartazgo, son la fiel representación de un odio de clase, de los sectores dominantes, de los grandes poderes económicos, eclesiásticos y militares. Tanto Evita como Cristina están llenas de contradicciones, pero incluso desde la incomodidad, se ganaron un lugar recuperando y haciendo propias políticas profundamente irreverentes contra el poder. Pero no las dejemos solas." Laura Gotfryd, Marcos Mattos