Si sólo fuera Milei sería un hecho tenebroso de tratamiento médico. Pero es un sistema político desquiciado, con partidos políticos vaciados y una sociedad que vive penurias enormes, sacrificios que finalmente serán inútiles para mejorar su vida, pero amortiguados provisoriamente por una esperanza difusa de un futuro mejor, que buscó un cambio en la alternativa que conduce al final del camino a una hecatombe.
El proyecto político del Pacto Histórico pone el dedo en la llaga de bifurcaciones históricas: o autoritarismos para la muerte o democracia para la vida, o acumulación para la guerra u organización productiva para la paz. En Colombia se juega buena parte del futuro de América Latina, incluída La Argentina.
El “mientras tanto” de los programas sociales, conocidos como “planes”, se extendió desde el inicio del siglo impregnándose de principios de economía social, solidaria, así como también de improntas de economía popular. Estos se fueron tejiendo entre funcionarios y agentes territoriales del ex Ministerio de Desarrollo Social de la Nación (EMSDN), titulares de los programas, funcionarios municipales y referentes de organizaciones sociales. De este modo, el “plan” tomó forma en espacios construidos colectiva y cooperativamente donde primaba el encuentro y el reconocimiento del otro.
En la actualidad, el feminismo argentino ocupa algunos lugares ya establecidos social e institucionalmente; por lo demás, ha retornado a los márgenes de la escena pública. Aunque nos jactemos con orgullo de que Milei nos señale discursiva y ocasionalmente como uno de sus principales enemigos, lo cierto es que –por motivos que intentaremos descifrar en este ensayo– de un tiempo a esta parte el feminismo perdió la centralidad que ocupaba hace no tanto.
«Yo es otro», escribió Arthur Rimbaud en el convulso fin de siècle parisino. Flavio Crescenzi analiza el reciente viraje político de Daniel Scioli a partir de la vida del poeta Arthur Rimbaud. Un texto cargado de ironía que, no obstante, hace honor a la verdad porque a esta altura de los hechos (y por razones estimulantemente distintas), tampoco nosotros somos los que éramos...
La lógica es la misma, aunque esté oculta. Si uno abre una página de internet, cualquiera de las redes antisociales, o intentar informarse por cualquier medio, se encontrará con una avalancha casi abrumadora de malas noticias: decenas mueren en bombardeos en algún lugar del planeta, asesinatos en las calles, pobreza, desigualdad de ingresos, caída del producto bruto mundial, desempleo. La evidencia ante nuestros propios ojos nos indica que el mundo es cada vez más violento, más desigual, que todo está empeorando, pero no nos termina de convencer. Aun mal medido, y con grandes engaños en su exposición, este desastre de sistema al que hemos llegado está disfrazado de oportunidades, aunque no se sabe para quiénes.
El 4 de julio los ciudadanos del Reino Unido votan en las elecciones generales. Las encuestas de opinión pronostican que el Partido Conservador, en el poder, sufrirá una derrota aplastante tras 14 años en el gobierno. Se espera que el Partido Laborista, en la oposición, obtenga una mayoría de más de 250 escaños, una victoria aplastante récord, mientras que los conservadores obtendrán menos de 100 escaños y podrían ver reducido su número de escaños en el Parlamento a niveles no registrados en el último siglo
Los partidos de centroizquierda italianos tienen razón al calificar de abuso de poder el proyecto de reforma constitucional de Giorgia Meloni. Pero tras años de gobiernos con escaso apoyo popular, muchos italianos ignoran la afirmación de estos partidos de que la democracia está amenazada.
Trazar un horizonte estratégico hoy significa también la esperanza en Cristina Kirchner. No solo como un anhelo nostálgico, sino como memoria activa de momentos donde fue posible materializar un proyecto de justicia social y felicidad del pueblo en este siglo. Cristina, al hablar de Perón, destaca que él plasmó sus ideales desde la Secretaría de Trabajo, y la gente no vio ideas solamente, vio realidades. Al igual que Perón en su tiempo, Cristina interpretó su época y se volvió síntesis de las demandas populares, retomó las banderas históricas del peronismo y recuperó la confianza de las mayorías dispuestas a ser parte de la construcción de un futuro de dignidad y justicia social.
Esta trabajo es anterior a las elecciones del pasado domingo, donde la ultraderecha gana con el 33% mientras el NFP llega al 29% y el oficialista Juntos obtiene el 20% y queda fuera de competencia. El Nuevo Frente Popular (NFP) ha abierto una brecha en la fatalidad de una toma del poder de la extrema derecha en Francia. Este riesgo sigue siendo una actualidad inédita desde la decisión irresponsable de Emmanuel Macron de disolver la Asamblea Nacional. Pero la alianza de todas las fuerzas políticas de izquierda y ecologistas, en un programa de ruptura tras décadas de reinado del ultra-liberalismo, ha hecho posible una dinámica ciudadana que excede el simple sobresalto para bloquear al Reagrupamiento Nacional (RN).
Una advertencia sobre “el componente fascista” del mileísmo y la certeza de que “la represión va a escalar”. El femimagnicidio fallido de 2022 contra Cristina fue “el hecho bautismal”, por el cual “la cultura del odio” que ya existía en el país “se consolidó para ser gestinada desde el aparato de estado”.
Gastón Fabian y Manuel Saralegui interpretan la crisis actual del peronismo a la luz de su historia y reafirman que la estrategia de deskirchnerizar el peronismo, impulsada por propios y ajenos, ha contribuido a doblegar las fuerzas del pueblo y su capacidad para torcer el programa colonizador de los grandes grupos económicos. No hay peronismo sin Cristina, como no lo había sin Perón en los años de proscripción.
La crisis de La Libertad Avanza no derivará necesariamente en una reconfiguración del gobierno. Después de todo, este es un gobierno que emergió de la crisis, que hizo de la crisis su forma de funcionamiento y que pretende redimirse ante la población mediante la crisis. La crisis, en sí misma, es todo un estilo de gobierno, y también un mecanismo de purificación...
No relatamos, no opinamos, tan solo mostramos datos oficiales y todos estos datos que mostramos ya han envejecido, cuando se actualicen, todos habrán empeorado.
Vean el mundo agradable que creó en apenas tres meses de gobierno el Psycho Killer. Pasen y lean.
Llevar la desigualdad en solo el primer trimestre del año 2024 a niveles del año 2008 tendrá inexorablemente consecuencias sobre la popularidad del Presidente y su gestión, y finalmente será duramente sancionado en las urnas por propios y extraños. Sin embargo, esa consecuencia parece tan democrática como muy menor respecto al precio a pagar por reducir los niveles de inequidad de manera sostenida y contundente. Le pasó a Juan Perón y le pasa aún hoy a Cristina Fernández.
En su habitual arrogancia quijotesca, Macron apuesta a que, al convocar elecciones, con la ayuda de los medios de comunicación y de la opinión pública dominante, puede asustar a suficientes votantes para que no voten por los "extremos" de derecha o izquierda, y así restaurar la estabilidad política del capitalismo francés. Si las encuestas están en lo cierto, esa apuesta no dará resultado.
Los partidos conservadores no consiguen suficiente apoyo de la población y presionan al Presidente Paul von Hindenburg para que nombre canciller a Hitler. Esperan con el partido NSDAP puedan formar un gobierno con mayoría. Más tarde, su expectativa de que puedan utilizar a Hitler para su propio programa quedará demostrado que fue una grave subestimación. El 30 de enero de 1933 llegó el momento. Von Hindenburg cedió y nombró canciller a Hitler. “Parece un sueño: la Wilhelmstraße es nuestra", escribe el más tarde el ministro de propaganda Joseph Goebbels en su diario. Hitler no fue elegido por el pueblo alemán, pero sí llego al poder en forma legítima. Se le "delegaron facultades", digámoslo con resonancias contemporáneas.
"Permítanme ahora correrme de la ficción y hacer un poco de historia, sin ninguna sorpresa, ya que se trata de cosas muy conocidas. En enero del año 1933, en Alemania, la mayoría del pueblo, entusiasmada por lo que se les aparecía como una inédita novedad, eligieron como Canciller (en ese entonces la máxima autoridad institucional del Reich) a un personaje grotescamente payasesco, ex cabo del ejército, pintor de tercera categoría, grosero y gritón, pero que prometía una radical refundación nacional que produciría un mileinio, perdón, un milenio de felicidad teutónica. Bien; a las pocas semanas de gobierno ya era completamente claro que la política del obsceno aullador solo podía conducir, a la corta o a la larga, a la catástrofe. Sin embargo, tanto aquellos que lo sostenían con convicción, como aquellos que lo habían votado quizá con reservas, pero con grandes esperanzas, esgrimieron básicamente dos argumentos para no cuestionar activamente su poder despótico: primero, que el Führer había sido consagrado mediante elecciones irreprochablemente legales y formalmente democráticas; segundo, que el gobierno aún llevaba poco de andar, que había que darle tiempo, tener paciencia, esperar" Eduardo Grüner.
La crisis política que vive Francia hace 15 años ha entrado en una fase aguda. La extrema derecha parte con ventaja para las elecciones de este domingo, pero el Nuevo Frente Popular puede plantarle cara si los movimientos sociales intervienen activamente en la contienda.
Tras la victoria de la ultraderecha en las europeas, Macron sorprendió llamando a elecciones anticipadas este 30 de junio determinado a frenar a “los extremos” desde el centro. Pero dada su debilidad, su apuesta puede terminar con la vuelta a Francia de la “cohabitación” con un gobierno de otro signo y abrir una etapa de fuerte inestabilidad política y económica que ya se compara con la crisis de 1968. O con una guerra civil, como especuló el presidente.