Escribo esta carta después de escuchar en la radio la indignación popular por el asesinato de una familia ocurrido ayer, 23 de enero, en Culiacán, Sinaloa: un padre, Antonio, de 41 años, y dos niños de 12 y 9 años de edad, Gael y Alexander. Los culichis reclamaron ayer, en una manifestación, la renuncia del gobernador de ese Estado, y por su movilización conocemos los detalles de otro infanticidio más en México. Y pienso, ¿cuántas familias más se desplazarán de manera forzada de ese y otros estados, buscando huir de la barbarie y la impunidad?