Cristina Fernández de Kirchner describe al neoliberalismo como aquel dispositivo que superpone las temporalidades: el pasado vuelve sobre el presente para impedir el futuro. En su mayor nivel de ofensiva el neoliberalismo elimina el tiempo de la política. Es la idea del Fin de la Historia: es decir, del fin del movimiento. Cuando las que han dejado de moverse son las ideas y la política, lo que se mueve son los dólares, los precios y la pobreza. En la misma línea ya Rodolfo Walsh advertía «Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas». Entonces, historizar es parte de la tarea a realizar. La otra es distribuir, claro.