La lógica es la misma, aunque esté oculta. Si uno abre una página de internet, cualquiera de las redes antisociales, o intentar informarse por cualquier medio, se encontrará con una avalancha casi abrumadora de malas noticias: decenas mueren en bombardeos en algún lugar del planeta, asesinatos en las calles, pobreza, desigualdad de ingresos, caída del producto bruto mundial, desempleo. La evidencia ante nuestros propios ojos nos indica que el mundo es cada vez más violento, más desigual, que todo está empeorando, pero no nos termina de convencer. Aun mal medido, y con grandes engaños en su exposición, este desastre de sistema al que hemos llegado está disfrazado de oportunidades, aunque no se sabe para quiénes.