El plan original de Boric ya no es viable y que ahora le corresponde administrar otra realidad. No es una claudicación de sus ideales, sino una actualización del escenario y de sus posibilidades. El ex-presidente chileno Patricio Aylwin, quien tuvo que gobernar con Pinochet a cargo del Ejército, decía que la política se hace «en la medida de lo posible». Esa frase, que a la generación de Boric siempre le pareció el reflejo de un esfuerzo pusilánime y desganado, fue rescatada recientemente por el propio presidente para transmitir que los pueblos no avanzan a tirones de una vanguardia iluminada de niños índigos, sino lenta y gradualmente a partir de la construcción de grandes mayorías y sentidos comunes. Si Boric lo dice, el sabrá porqué.
Escenario electoral abierto, con tercios imperfectos y opinión mayoritaria a favor de un programa de estabilización paulatina y renegociación con el FMI, ya impostergable.
La economía de la oferta moderna y el Nuevo Consenso de Washington combinan la política económica nacional e internacional para las principales economías capitalistas en alianza. Pero este nuevo modelo económico no ofrece nada a aquellos países que enfrentan niveles de deuda crecientes y costos de servicio que están llevando a muchos a la mora y la depresión.