Como ya hace más de una década ocurre en la región sobre gobiernos populares, los que buscan autonomía política en sus decisiones, en Colombia, el gobierno de Gustavo Petro enfrenta una feroz arremetida de los conglomerados mediáticos. A través de fake news y campañas de desprestigio, intentan erosionar el apoyo popular y debilitar sus logros en justicia social y ambiental. Nada nuevo en el continente una guerra mediática que va escalando cada día y quebrando mallas de resistencia incluso en el campo de intelectuales y analistas hasta hace muy poco tiempo considerados «propios». Son las reglas desiguales del juego.
Mark Feierstein, exfuncionario del Departamento de Estado y de la Usaid, revela en un documento el guion que Washington tenía planificado para las elecciones del pasado domingo, 28J. Hay que agregar la reacción de analistas ayer «chavistas», hoy desfinanciados … y entonces demócratas extremos. Es lógico.
Con el triunfo de Nicolás Maduro frente a la opción de ultraderecha , una gran noticia para el pueblo venezolano y los gobiernos y movimientos popular democráticos en la región, se abre en Venezuela un nueva etapa de la revolución Bolivariana. En un marco de restricciones sociales y económicas, fuertemente tributarias del condicionamiento que impuso el bloqueo norteamericano sobre una economía primaria, el PSUV parece dispuesto a profundizar la democracia política y la diversificación productiva para volver a ser fieles al mandato de Hugo Chávez del que ayer se cumplieron 70 años de su nacimiento: «Nos proponemos crear una verdadera democracia económica donde sea el hombre, y no los indicadores macroeconómicos, el verdadero centro de atención del gobierno y su razón de ser. En el fondo, sólo una verdadera revolución nacional y democrática, que nos devuelva a los venezolanos la dignidad y el orgullo, puede hacer de Venezuela una morada para todos. Ese es nuestro empeño y nuestro objetivo». Esperemos que cumplan y que la revolución no vuelva a ser televisada.