La Masacre de Avellaneda, de la que este jueves se cumplen 23 años, siempre será recordada por la sociedad como uno de los hechos más aberrantes de la represión estatal contra organizaciones populares desde 1983 a la fecha. Además del asesinato a quemarropa de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán a manos del comisario de la Policía Bonaerense Alfredo Fanchiotti y el cabo Alejandro Acosta, en esa jornada fueron heridas 33 personas con balas de plomo. Medios hegemónicos y dirigencias oficialistas de los entonces gobiernos «peronistas» (nacional y provincial), practicaron la «complicidad de bajo perfil», bajo la modalidad (habitual) de «hacerse los boludos».
De acuerdo con las Reglas Unificadas de Boxeo emitidas por la Asociación de Comisiones de Boxeo y Deportes de Combate de EE. UU., cuando suena la campana para el final de cada asalto, hay un «período de descanso» antes de que los boxeadores reanuden su pelea, o uno se retira demasiado herido para continuar. El alto el fuego entre Israel e Irán por el que el presidente Donald Trump se ha felicitado por haber logrado, es el toque de campana para que comience el período de descanso.
Zohran Mamdani se dirigió anoche a sus seguidores, a la ciudad de Nueva York y al mundo: «Hemos ganado porque los neoyorquinos han defendido una ciudad que pueden permitirse. Una ciudad en la que puedan hacer algo más que luchar». Publicamos su discurso íntegro aquí.