La nueva ola de protestas de jóvenes en Daca puso en evidencia los problemas de fondo sin resolver en un país que hace medio siglo clamaba por la ayuda del mundo a punto tal que en el año 1971, George Harrison dona los derechos de su «Concierto para Bangladesh», que son destinados a paliar el hambre en el país. Hoy ya es una potencia textil exportadora bajo el liderazgo hegemónico de Sheikh Kasina (2009), pero con crecientes dificultades financieras, préstamos impagables del FMI y una deuda social que echan sombras sobre el “milagro” bangladesí.
Las denuncias de fraude se han convertido en un clásico en las narrativas de las derechas políticas y mediáticas y ya se usan nada menos que en EEUU. Y no olvidemos que nuestras derechas ya amagan con usarlas aquí. La guerra cultural de la derecha es así como no se cansa de repetir Milei y todos sabemos que, entre denunciar que Podemos quería destruir la democracia y expropiarte la casa de la playa, o que Pedro Sánchez es poco menos que un dictador y decir que hay fraude electoral en España hay un trecho muy corto.
Mucho palabrerío sobre la moneda fuerte, pero resulta que el peso queda debilitado. Primero, porque el habilitar movimientos en moneda extranjera es un incentivo a la utilización del dinero que no es controlado a discreción por el Estado, por el momento relativamente neutral debido a la existencia de los controles cambiarios. Pero fundamentalmente, porque se desincentiva el posicionamiento en pesos al sostener bajas tasas de interés. Caputo sin rumbo.