Nadie definió tan claramente en una frase el escenario del gobierno de la Libertad Avanza como el periodista Ernesto Tiffenberg: “La primera privatización del gobierno de Javier Milei no figura en el decretazo. Es ni más ni menos que la propia lapicera presidencial”. Ese es el origen de “La fiesta terminó, no hay plata”.
Las nuevas derechas se encuentran embarcadas en una auténtica «guerra santa» contra todo lo que les huela a «marxismo cultural». Desde allí, buscan avasallar los derechos humanos, de las mujeres y de las minorías al mismo tiempo.
El intento de gobernar vía decreto es la aceptación implícita por parte del gobierno de que su proyecto no puede ser hegemónico, resulta imposible de ser consensuado y solo puede ser viable por la vía de la coerción, en este caso coerción jurídica.