No debemos cometer el error de subestimar a los libertarios. Aspiran al ultraliberalismo de masas y cuentan para ello con un basamento social prefabricado, suficientemente modelado, más exactamente: manipulado. Esa parte de la sociedad más auto-referencial y más aislada en su propia conciencia, esa parte sometida a la descolectivización de la relación laboral o social-comunitaria, es su principal base de maniobras. Hombres solos y mujeres solas que ya no esperan nada, subjetivamente replegados y replegadas.
Este mes, el Banco Central Europeo volvió a subir su tasa de interés de política, la tasa que proporciona el piso a todas las tasas de crédito en las finanzas, la industria y los hogares. La semana pasada, la Reserva Federal de EE.UU. decidió hacer una ‘pausa’, aunque las ‘proyecciones’ de los miembros del comité de política monetaria de la Fed (FOMC) muestran que esperan subir los tipos de la Fed más y durante más tiempo de lo previsto anteriormente. El Banco de Inglaterra también hizo una «pausa», pero sólo por una estrecha votación de 5 a 4 para hacerlo.
En las elecciones latinoamericanas, la huella de los bots se ve con claridad en la monotonía y simplificación de las respuestas de los usuarios-usados. Pero cuando hasta los políticos de moda, como Javier Milei, se han convertido en bots de carne y hueso, ¿qué se puede esperar de millones de votantes botizados?. El único camino parece ser retomar el sendero que dejaron las experiencias popular – democráticas pasadas cuya única técnica que no cambia es la de abandonar la ilusión del «centro político» y asumir las tensiones de una sociedad estructuralmente dividida.