Martín Kohan sostiene que la pasión por el fútbol responde, en buena medida, a su poder de hacer sentir que nada importa más que el partido que se está jugando, y por ello cualquier elemento externo que aparezca puede llegar a arruinar el prodigio y reducir tristemente al fútbol a la condición de un espectáculo común y corriente, uno más entre tantos otros.
La ultraderecha francesa con Jean-Marie Le Pen, padre de la diputada Marine Le Pen, ha criticado a los futbolistas afrodescendientes y musulmenes que jugaban en la selección gala. Los llamó extranjeros y pidió públicamente que dejen de jugar para Francia, como sucedió con Karim Benzema, musulmán hijo de argelinos años atrás. Marine Le Pen encabeza hoy la fuerza de más crecimiento electoral. Racismo e hipocresía, un maridaje bien francés.
En la conferencia de la derecha dura del National Conservatism de hace unos días, los reaccionarios reunidos —muchos de los cuales son cercanos o trabajaban en la administración Trump— sentían claramente que el viento soplaba a sus espaldas.