¿Son los «países sin destino» un nuevo modelo para las formaciones económico- sociales periféricas? ¿Qué sostiene en el poder a Dina Boluarte?, ¿por qué se debilitaron las protestas?, ¿cuál es el papel del Parlamento? Estas y otras preguntas son abordadas en esta entrevista, cuando la democracia peruana agoniza.
El paso vertiginoso de los acontecimientos políticos de los últimos largos años, tan inclinado a la barbarie, deja siempre en el aire la pregunta por una política de izquierda. No se trata sólo de que con la pérdida de la gramática política de la palabra “revolución” la política de la izquierda se ha corrido irremisiblemente a la derecha, asumiendo como todo su horizonte gestionar de la mejor manera la desposesión capitalista, no se trata sólo de que la palabra “revolución” ha quedado asociada a otra gramática que ya no es política, la de una “ética” de la militancia, valiosa y respetable, pero que no acierta a configurar un horizonte político, condenándose a ser una oposición eterna y sin destino a la desposesión capitalista, sino que se trata, sobre todo, de que los esperpentos de la nueva derecha nacen de las entrañas de aquella izquierda corrida hacia el centro.
Emmanuel Macron afirma que «nadie» ganó las elecciones francesas. En un artículo de opinión, Jean-Luc Mélenchon insiste en que la izquierda fue la primera, y tiene derecho a gobernar. Todo el mundo lo sabe. El Nouveau Front Populaire ganó las elecciones y le corresponde formar el próximo gobierno. En todas las democracias del mundo es así como las elecciones deciden quién será el gobierno, tenga o no mayoría absoluta de diputados.