Los sionistas evangélicos son cristianos, principalmente del ámbito evangélico, que apoyan fervientemente al Estado de Israel por razones teológicas, políticas y proféticas. Este movimiento, conocido como sionismo cristiano, tiene raíces profundas en el pensamiento dispensacionalista del siglo XIX, especialmente entre protestantes ingleses y estadounidenses. Hoy son un muy eficaz aparato ideológico, potente y en expansión -en especial nuestra región- de las políticas de ultraderecha y contribuyen de manera decisiva en la «batalla cultural», profundizando la visión de Margaret Thatcher: «La economía es el método, la finalidad es cambiar el corazón y el alma».
Hace dos años Javier Milei ganó con 14,5 millones de votos. Hoy, con el Partido Unitario de la Derecha plenamente consolidado, la guerra cognitiva y digital, el blindaje mediático y la extorsión internacional, apenas le alcanzaron para llegar a 8 millones. La elección pulverizó la llamada “avenida del medio”: Provincias Unidas (United States) quedó reducida a cenizas, sin electorado al cual hablarle ni horizonte político posible.
La socialdemocracia es la partera de la ultraderecha. En gran Bretaña Starmer tendrá que mantener su historia de portada de «choque de civilizaciones» y continuar sumiendo a la política británica más profundamente en esta narrativa divisiva. Eso requerirá demonizar aún más a las minorías étnicas de Gran Bretaña. Exacerbará las guerras de relaciones raciales del país. Profundizará la polarización de la política británica. Conducirá a un vaciamiento cada vez mayor de los derechos democráticos fundamentales. Y, en última instancia, marcará el comienzo de la extrema derecha en los faldones de Farage.