No se trata sólo de semántica, aunque yo diría que la semántica es importante. Necesitamos comprender claramente los factores que condujeron a la masiva redistribución al alza de las últimas cuatro décadas, si queremos revertirla. Imaginar que estamos luchando contra el mercado, y que sólo necesitamos la intervención del gobierno para venir al rescate, no va a hacerlo por nosotros. El gobierno ha estado ahí todo el tiempo, por alguna razón, los progresistas han decidido no verlo.
Bloqueado por tierra, mar y aire, sin moneda ni capacidad tributaria, sin permiso a probar suerte en otro lugar del mundo, sin trabajo, luz, agua, sanidad, ayuda social, sin poder sembrar, exportar ni producir, los malos hombres de este mundo se encuentran en Gaza. Eliminar, arrasar, destruir, borrar, hambrear, dejar sin medicamentos o alimentos a los combatientes de Hamas, solo esa idea en el siglo XXI es algo inverosímil de aceptar, de digerir.
Las trágicas escenas que se desarrollan en Palestina e Israel son un escalofriante recordatorio de los horrores que genera la ocupación y de la urgencia de desmantelar los bloqueos y el sistema de apartheid de Israel.